lunes, 14 de agosto de 2017

Revoltosa

Tú y yo en un cuarto de motel
Ahí donde tantos otros amaron, fugaces, antes que nosotros.
Bailamos al ritmo de una balada de rock n roll
Mientras evitamos los fragmentos de botellas rotas.
Que envidia siento de mi misma
Me sentía tan libre aferrada a tu chaqueta de cuero
Con el viento zumbando a mi alrededor
Cuando aullaba como un lobo
Montada en la parte trasera de tu motocicleta.
Me envidio, sí,
Porque ahí era todo lo que yo quería ser.
Ser libre y loca y tuya, más que nada.
Pero esta noche que escribo
Me someto al yugo de estas cuatro paredes.
¿Donde estan?
Esas carcajadas locas
Después de fumarnos unos
Y ver el universo entero consumirse
En una explosión orgásmica
Mientras cuento los puntos que recorren mi mano.
Yo, es otra.
Mis recuerdos no me pertenecen a mí.
Cuando tú no estas cerca
Soy yo la que se siente lejana.
Mi ser se ve borroso e indefinido,
Pues eres tú el que me permite
Verdaderamente ser.
Ser. El ser... vivir y no sólo habitar este cuerpo autómata.
Vivir, comienza y termina contigo.
Yo me realizo en ti.




domingo, 26 de marzo de 2017

Amarte...

A veces uno puede escuchar el sonido del destino llamándote... como si una mano sutil rozara tu hombro y tú te volteas... No sabes si fue a propósito o si fue un accidente.  Pero en el momento en que ves tu destino atravesando el marco de la puerta.. sabes que no hay nada más que puedas hacer. Te entregas a sus manos, dejándote caer... con la fe ciega de que si acaso todo se destruye... así es como debía suceder.
Desde el primer momento me fue imposible huir de la dulce miel de tu mirada. Dos perfectos extraños intentando averiguar cómo eran las reglas de un juego de azar. Sin saber que en ello nos jugábamos la vida.
Amarte ha sido siempre una locura. Una travesura ingenua y pura, donde apartábamos los ojos de los riesgos sólo para disfrutar de un momento más. Aprendimos a dormir con ese miedo, el potencial de autodestruirnos, porque era mejor eso que despertar solos.
Contigo aprendi a disfrutar del mar, cuando tu silueta se recorta en el horizonte. O a apreciar un beso bajo la lluvia cuando las hojas rojas nos pintan un paisaje.
Contigo hasta las caidas nos han acercado, siempre y cuando aterricemos juntos.
Cada vez que tuve miedo me tranquilizó tu voz serena, te tomé de la mano y  te abracé fuerte mientras conducíamos por esta carretera loca que es la vida.
El tiempo ha sido testigo de nuestra historia. Una historia que se escribe día a día en mi pecho con la tinta de tu cariño.
Me has tenido paciencia cuando ni siquiera yo puedo conmigo.
Podría decir que amarte no ha sido sencillo, pero de algún modo me sale natural. Es como respirar, simplemente no puedo hacerlo de otro modo. Aun así lo disfruto: cada aventura, íntima o salvaje, es un tesoro.
Amarte es como lo que siempre quise y creí que jamás sería. Y sin embargo seguir sorprendiéndome cada día.
Y es tambien el esfuerzo de cultivar lo nuestro para que prevalezca. Es soñar despierta con cada obsequio, con cada caricia, con tal de mantener tu atención.
Sé que para ti el amarme no es asunto sencillo. Es entonces cuando más valoro tu corazón noble y honesto. Tu alma que se abre conmigo como una flor exótica que rara vez se muestra... Ello me hace agradecida.
Conocerte ha sido el regalo que me dio la vida. No se si acaso lo merezco, pero lo disfruto. Gastar mi tiempo en tu compañía... para mí eso es vivir.



viernes, 20 de mayo de 2016

Errática.

¿Por qué a veces siento esta ira?
Es como el devenir amargo de una melancolía
que yace reprimida desde hace mucho tiempo.
Se encontraba maquillada de color pastel,
como antiguos papeles murales repletos de relatos viejos,
retratos olvidados y borroneados por la memoria.

Mi lengua tiene sabor a polvo cuando hablo de ti.
Hablas de soltar como si alguna vez te hubiese sostenido.
Hablas de fluir como si no estuviese seca por dentro.

Levanto la mirada y es cierto lo que mencionas.
Un "crimen" es la palabra precisa.
Porque al final huir y luchar son la misma cosa.
La contienda jamás se detendrá.

Sé que habito con esta fractura en mi interior.
Hay un nervio, entre mi corazón y mi alma, que se encuentra desgarrado.
Algo se atrofia en mi cerebro cada vez que me atrevo a sentir.
Entre latido y latido se disuelven los segundos
Como la bilis negra que brota de mis agujeros.

Esa es la sensación: de que tengo un cuerpo perforado.
Aquellos canales abiertos por donde debería entrar la vida
se han convertido en el éxodo de mi felicidad.
Cada recuerdo es una herida.

¿Por qué a veces siento esta ira?
¿Qué significa ser feliz?

No encuentro nada a qué asirme...
Tiro del hilo del recuerdo
y observo como el tejido se desarma...
No es menos efímero que el alimento de las mariposas nocturnas
No es más estable que el gas oscilante del sueño erótico
No es más dulce que la fruta prohibida, una vez podrida y descompuesta.

Quizás se trata de mi cerebro repleto de pájaros
que se jactan de picotear contra mi cráneo
Y siento constante ese taladro,
cual cuervo de Poe, susurrándome al oído.
¡Nunca más!
Y siento entonces como el ave extraña su nido.
Que crueles somos,
¿por qué convertimos las jaulas en tumbas?

Extraño las espirales siderales del universo de tus ojos.
Extraño perderme entre las nebulosas de tu ser.
Aliméntame de caprichos.
Insísteme en que se puede vivir de ilusión.
Arranquémonos por esa carretera perdida.
Inyéctame el vértigo atroz del momento fugaz.
Quiero eternizar el momento encapsulado.
Más allá de lo que permite mi pálida cabeza.

Quiero dejar de vagar como sombra fantasmal.
Quiero ser luz.
Quiero ser el rayo esplendoroso que surge del cielo, brutal.

Me gustaría emerger desnuda entra las nubes
Como una libélula de papel.
Dime que aún no es demasiado tarde.
Dime que puedo atreverme a pronunciar tu voz
cuando grita el nombre del silencio,
en medio de la noche trágica.

Esta soy yo.
Indefinida como una mancha de tinta defectuosa.
Si aún así me aceptas, dilo.
Porque en el fondo
nunca tuve dueño.


Atte
MEI


martes, 1 de marzo de 2016

Tipologías

Existen seres que avanzan por este mundo
como partículas de polvo,
ingrávidas,
movidas sólo por la inercia
de este aire que las sostiene.
De vez en cuando chocan,
casualmente,
con algún rayo de luz perdido
que les ciega con la magnificencia de sus detellos.
Y durante ese breve instante
esas partículas de polvo suspendidas
se sorprenden con la propia belleza
que habita en el interior de su ser.

Existen cuerpos que vagan por este mundo
cargados de tristeza.
Son almas pesadas y lentas
como si fueran llevando piedras ancladas a su pecho.
Y ni todos los cantos de las aves,
ni todas las puestas de sol,
son capaces de alivianar esa carga.

Existen seres que aunque están aquí
se encuentran ausentes.
Su mirada se pierde recorriendo
las pupilas de alguien más.
Habitan otra piel.
Son capaces de sentir el tacto
tanteado hace tanto tiempo atrás.
Se transportan a través de aromas y melodías.
Ellos son los viajeros en el tiempo.
Viven en otras épocas.
No se encuentran frente a uno,
sino que viven en los recuerdos
de algún momento mejor...
Traerlos de regreso siempre les es doloroso.
Hacerlos presentes
es recordarles la ausencia.

jueves, 23 de julio de 2015

¿Qué es lo que he aprendido con la Danza?

Jamás imaginé que sería buena bailarina, principalmente por mi físico. Tengo demasiados prejuicios contra él, sobretodo con mis piernas... Digamos que sencillamente no tengo el clásico "cuerpo de bailarina." Así que nunca le dí demasiadas vueltas al tema. Pero la Danza era una de esas cosas que se te van quedando guardadas, por ahí, en algún rincón del corazoncito, a la espera de resurgir en cuanto salga la posibilidad. Siempre me han gustado las artes en general y la lista de bailes que me gustaría aprender era bastante larga (y bastante poco seria también). Pero la Danza Celta, muy poco conocida, era algo mágico que me había atraído desde que era pequeña y mi mamá me había llevado a ver Lord of the Dance, cuando tenía por ahí como 10 años... Fue una experiencia maravillosa... Así que cuando, trece años más tarde, un día como cualquier otro, sonaba el teléfono y la voz de un conocido mío me decía: "Hey! ¿Quieres aprender a bailar danzas celtas totalmente gratuito?" Fue una de esas cosas que uno no las piensa mucho y dice: "¡Ya, sí, claro!" Sin dejar mucho espacio para el... "¿En qué me metí?"



Llegué y con las chicas calzamos de inmediato. Alguna alineación planetaria extraña hubo, pero la cosa es que se armó una dinámica súper rica. No les voy a mentir, hemos pasado por DE TODO, pero lo genial es que hemos pasado por eso juntas. Hemos aprendido mucho en el proceso y hemos llegado más lejos de lo que probablemente ninguna había imaginado. Lo genial de esto, es que a medida que avanzamos, los horizontes se mueven también, y es así que nunca termina. Cada vez que alcanzamos una meta surgen nuevos desafíos, de este modo, a pesar de estar tan lejos de esos inicios, bailando en el bar de una casa privada... aún se siente como que hay un laaaargo camino por recorrer. Aún nos falta y siempre podemos ir mejorando. Este mes de Agosto cumpliremos dos años como agrupación formal. Y no podemos sentirnos más orgullosas.



Pero hoy no quiero hablar de nosotras. Ese es un tema que me gusta mucho, pero esta vez quisiera dejar un espacio para mí. Quiero hablar de lo que he aprendido con este mundo de la Danza. Y prepárense, porque siento que la lista es interminable.

Primero que todo: he aprendido a soñar. Es curioso, muchas veces la gente dice "soñar no cuesta nada," pero yo creo que sí. A algunos les cuesta. Como les contaba, yo no creía ser buena bailarina, no creía que serviría para eso. A lo más pensé que si me atrevía a dar ese primer paso e ir a clases a aprender... Con suerte sería un hobby para mí, no algo de calidad que podría mostrarse a otros y que el resto disfrutaría tanto como yo lo hago. El tema es que sí se puede. Hay que aprender a lanzarse a la vida, a intentar cosas, a perder el miedo, a tratar... Basta de decir "es que yo no puedo," es que "yo no soy buena" "ay! pero si yo no me voy a dedicar a esto..." Todo lo que uno hace lo hace con amor, y parte de eso es darse la oportunidad. Soñar con que tal vez si lo intentas y trabajas, podrás hacerlo. Y después nuevos sueños van apareciendo: quizás ya no sólo aprenderé a bailar, sino que además seremos un grupo con vestidos y un logo y un nombre. Quizás nos inviten a bailar a eventos y quizás nos inviten a otras ciudades, regiones, otros países... Todo eso se ha ido cumpliendo. Pasamos del "Quizás yo no pueda bailar" o el "es que ese paso no me sale" al "dame tiempo y lo sacaré."




Eso se relaciona mucho con mi segundo aprendizaje: el trabajo duro y el esfuerzo. Porque el éxito no es algo que cae del cielo. Es cierto, hemos tenido mucha suerte, gente que nos ha apoyado y que ha estado ahí para nosotras. Oportunidades y buena onda. Pero eso se convertiría en nada si no fuera por el esfuerzo y la disciplina. No sacamos nada con que nos ofrezcan oportunidades si no estamos dispuestas a trabajar para tomarlas y sacarles el máximo provecho. La gente ha confiado en nosotras porque les hemos dado razones. Ven como nos sacamos la mugre. Es la disciplina y la constancia. El correr para todas partes y cumplir con todo. El preocuparse de hasta el más mínimo detalle. De hacer que todo calce. De perseverar. De levantarse del suelo cada vez que las cosas se han puesto feas. El éxito es la punta del iceberg, dicen por ahí, y cuánta razón tienen. El éxito se construye. Es un proceso lento, largo y difícil y no todos están dispuestos a recorrerlo. Pero cuando uno se acerca a él  puede mirar atrás con orgullo, sin arrepentirse de nada y dar gracias por haber tomado las decisiones correctas. Y ojo, que con éxito me puedo estar refiriendo a muchas cosas. Cada cual sabe cuáles son sus metas. El éxito no es la fama o el dinero... A veces es algo tan sencillo como obtener un nuevo par de zapatos, lograr que te salga un nuevo paso, o ese momento mágico cuando se cierran las cortinas y tú, con tu vestidito nuevo, escuchas los aplausos y corres a abrazar a tus compañeras porque saben que lo hicieron bien. Y que, aunque no tienes idea de cómo, todo salió bien después de
todo.



Lo tercero que he aprendido es el sacrificio. Y si bien esto se relaciona con el punto anterior, me refiero a un sacrificio distinto al que uno hace por el esfuerzo, me refiero al que hacen los demás. En mi caso el hecho de que yo pueda bailar se debe a una infinita red de hechos que se han dispuesto de tal modo que permiten que yo pueda hacer lo que me gusta. Tengo una familia que me apoya, amigos... Y es difícil a veces hacerles entender que no puedes ir al cumpleaños de tu mejor amigo o pasar más tiempo en familia, porque tienes otras responsabilidades. O a veces algo tan simple como hacerles entender el por qué algo es tu pasión. Al final una bailarina en el escenario no es solo ella y su determinación, sino también todos los que la acompañan. Y ese equipo es tan grande que capacito que no quepan todos en un sólo salón.




La importancia del trabajo en equipo. Como les contaba es imposible hacer todo sola. Y cuando además te presentas en grupo es importante que todos se muevan como parte de un cuerpo único. Es necesario confiar en el resto y que ellos confíen en tí. La química se nota sobre el escenario. Incluso se pierden las distancias: ya todos son un sólo sudor. Las derrotas y victorias de uno son las de todos. Y a final de cuentas a tu equipo es a quienes más verás durante el año, más que a nadie más. ¡Y sólo los dioses saben lo difícil que puede ser a veces convivir con otros! Cada uno es un universo entero que cocha con el de los demás. Hay días buenos y días malos. Pero como les contaba más arriba, lo bueno es que entre nosotras se armó una dinámica súper enriquecedora. Hemos aprendido, a relacionarnos entre nosotras y con los demás. A desarrollar una inteligencia emocional. Hemos aprendido a convivir, y sí, eso se aprende... Y para eso todos tienen que poner de su parte. Pero cuando se logra, los resultados son maravillosos.



"No toda la gente tiene buenas intenciones." Quizás esta ha sido la lección más dura. Principalmente porque nosotras nos hemos dedicado a esto por ser nuestra pasión. No es otra cosa que hacer lo que nos gusta y compartirlo con otros igual de gustosos. No le hemos deseado mal a nadie y nunca lo hemos visto desde el punto de vista competitivo. Más bien siempre se ha tratado de amor: amor a la danza, amor al público, amor entre nosotras, amor a la familia, amor a los amigos, amor por las cosas que nos interesan, amor a la wena onda, etc. Y sí, a veces se han creado mal entendidos, malas experiencias. Principalmente por ser demasiado ingenuas. Pero de a poco hemos sabido fortalecernos, no rebajarnos, y seguir a delante, sin darle demasiada importancia a esos casos, pero sí, aprendiendo a tratarlos cuando ha sido necesario. Nos ha servido para ir haciéndonos más sabias y cuidadosas. Así que en el fondo hemos salido beneficiadas. No todo puede ser de color de rosa, pero sí puede ser una oportunidad de aprendizaje.



Y que la danza, así como todo arte, es una manera de conectar: Muchas veces hacemos rondas con el público. Y típico, al principio nadie quiere salir, les da vergüenza, piensan que no son buenos para bailar y que sólo van a hacer el ridículo (como sabrán, yo ya he pasado por eso), pero luego se sueltan y se relajan. Entran en confianza. Me toman de las manos y empezamos a girar. Y ese momento se vuelve mágico. Ya no se trata sólo de nosotras, o ellos, ahora somos todos. Y los que están fuera del círculo también: aplauden, bailan entre ellos, ríen. Arriba, en el escenario están los músicos y de repente se cola alguien que también sabe tocar... ¡Y por allá alguien también sabe bailar! Uno puede sentir esa energía. Personas que tal vez no conoces para nada. Pero todos están ahí, en ese momento, justo ahora, compartiendo esta experiencia única e irrepetible. Es tan sólo eso: experiencia, energía, buena vibra, diversión. Después la gente se nos acerca y yo noto ese brillo en sus ojos: ellos también quieren poder vivirlo. Se toman fotos con nosotros. Nos siguen en las redes sociales. Comparten nuestras alegrías y tristezas. Esperan a vernos en los próximos eventos. Siempre nos apoyan. Nunca antes había conectado de tal forma con tanta gente. He conocido a tantas personas maravillosas. Cada una de ellas es un ser único y hace cosas increíbles. Artistas, músicos, bailarines, artesanos, público. Todos tienen algo que aportar. Y es así que la comunidad va creciendo. Y me doy cuenta de que sólo soy un punto dentro de este fantástico universo interconectado. Después de un buen evento la felicidad me puede durar semanas y se vuelve realmente adictivo. Yo creo que es lo que más me gusta, poder compartir lo que hago. Y es así que ya no soy solo yo bailando, realizando un "hobby" (que por lo demás me ha hecho súper bien físicamente), sino que siento que  es algo en donde he aportado al resto también. Y eso ya es arte.



Finalmente eso, dejar un espacio para lo que me ha dejado la danza. La danza me ha dado mucha más confianza y autoestima. Oportunidades de crecimiento y aprendizaje.  Tanto física como social y espiritualmente. Siento que ahora me relaciono de otro modo con mi cuerpo. Tengo más dominio sobre él, sé escucharlo mejor. Me sirve para expresarme. Lo cuido más y en retribución esto me permite sentirme mejor. Ahora me siento capaz de muchas cosas. Y por lo mismo, y porque sé el camino que he recorrido, tampoco dejo que cualquiera venga y me pisotee. Me valoro y me hago respetar. Porque sé de lo que soy capaz. Ahora sólo quiero poder seguir creciendo. Alcanzar mí máximo potencial. Y eso es importante, porque se trata de hasta dónde YO voy a llegar. Yo no quiero ir a competencias ni considerarme una bailarina profesional que vivirá de eso y luego se retirará. No quiero sobre-exigirme o morirme de hambre o lastimarme. Yo sólo quiero seguir perfeccionándome y sobretodo disfrutar, aprender mientras siga siendo divertido.   Total, es mi vida y durante el tiempo que esté destinado, voy a dedicarme a vivirla al máximo y a gozarla.


Ahora sólo queda una última pregunta. Todo esto es lo que me ha dado la Danza, todo esto es lo que he aprendido. Ahora, ¿qué puedo darle yo a ella?











sábado, 13 de junio de 2015

Instagram

Siempre escucho que Instagram comenzó todo un debate sobre la verdadera habilidad artística de los fotógrafos, pues se utiliza un filtro prefabricado para dar ciertos efectos a una fotografía (efectos sumamente estéticos y clichés), dejando de lado toda una técnica que va desde lo que significa sacar una buena fotografía o lo que podría ser utilizar herramientas digitales para alterarla...

Por otro lado también he escuchado los problemas asociados con esta moda del Instagram: Que las Selfies pueden ser una expresión de inseguridad, que buscan siempre la aprobación del resto, llegando a convertirse incluso en una adicción diagnosticada... O que el modo en que componemos una imagen para Instagram es en el fondo eso, un falseamiento de la realidad para crear un Perfil, es decir, un punto de vista, acerca de nosotros y nuestro estilo de vida. Como esa gente que pone "Saliendo a hacer running" cuando en realidad después de sacarse la foto se meten de nuevo a la cama. O el típico caso: "¡Oh! Accidentalmente todos los elementos que tengo sobre la mesa combinan y, curiosamente, demuestran lo alternativa y culta que soy."

No voy a negar estos fenómenos. No es que todos los usuarios de Instagram caigan en estas categorías... Pero de que pasa, pasa. Quizás tiene que ver con una nueva generación, estos "millenials" que perciben la realidad de un modo muy distinto, siempre conectados con un mundo que valora tanto las interacciones virtuales como las directas. Y que poco a poco han ido cambiando todas las estructuras a las que estábamos acostumbrados: las modas, el lenguaje, el modo de trabajar, de comprar, de comer, de vivir, etc.

Pero hay algo que sí valoro de Instagram. Algo por lo cual me gusta mucho esta aplicación. No sólo porque me permite visualizar la cotidianidad de la gente a la que sigo... Sino que hay una caracterísrica especial que distingue a las imágenes de Instagram de las de otras aplicaciones. Mientras que Facebook es una recopilacion de todo lo que hacemos desde un enfoque social, y Twitter tiene un caracter más mediático e inmediato (por ej compartir la foto de un accidente a un publico masivo)... Creo que la cualidad de Instagram (sin quitar que esta después se comparta a traves de otras redes) es justamente ese factor Estético. El sólo hecho de que los filtros y efectos ayuden a mejorar una imagen o haga que se potencie una idea... Tiene ese algo... Claro, cliché muchas veces, pero sí tiene ese algo de ser como un ojo selectivo, que va por ahí, por la vida cotidiana buscando lo bello. ¡Me he topado con varias sorpresas! La gente muestra aquello que cree que es digno de mostrar y es muy curioso lo que eso puede llegar a significar para cada individuo. Aun cuando se intente armar una ficción con respecto a uno mismo, me parece muy interesante aquella idea de "qué es lo mostrable" para cada uno.

Si algo me ha dejado Instagram es la idea de que realmente hay mucha belleza en este mundo y sólo hace falta buscarla, incluso si eso significa ir por ahí buscando qué fotografiar con tu celular...

Quizás el siguiente paso sea simplemente apreciar esos instantes en directo sin la necesidad de tener que capturarlos. De todos modos el solo hecho de sentir esa necesidad de compartir me parece también loable. En el fondo todos tenemos el instinto de compartir la belleza en vez de guardarla como una experiencia privada. Incluso si no concordamos en qué es bello.

jueves, 11 de junio de 2015

Ride

Ella estaba perdidamente enamorada de él... ¡¿Cómo no?! Él era perfecto, era todo lo que siempre deseó.

Le gustaba imaginárselo con su cabellera larga al viento, con su chaqueta de cuero y guantes para manejar. Otras veces él andaba de oficina, pero en tono casual. Aunque se viera respetable, debía de ser ropa cómoda.

Ella cerraba los ojos y se imaginaba todos esos viajes maravillosos que harían juntos en el verano, abrazada a su cálido cuerpo, sintiendo su perfume a madera. Lo más probable es que fueran a veranear a la costa. Sonreiría cuando contemplara su reflejo en el brillo de su casco. ¡Por supuesto que irían en su motocicleta! Sabía que después de ella, ese vehículo lo era todo para él. Gracias a eso se habían conocido.

Todo comenzó cuando ella se dirigía a tomar el tren y no pudo evitar notar la maravillosa moto estacionada fuera de la estación. Era completamente negra, algunas partes eran brillantes, pero otras eran de un elegante tono mate. Siempre bien cuidada, yacía anclada a la reja como un perro que espera a su dueño. La observó detenidamente, embelesada. Pero luego de eso se alejó con indiferencia.

Los días pasaron y cada vez que ella corría a tomar el tren la motocicleta estaba ahí. Después de un tiempo pareció que la moto ya no esperaba a que su dueño regresara del trabajo, sino que la estuviese esperando a ella. Y fue así que ella empezó a cuestionarse sobre el dueño del vehículo. ¿Cómo sería él? Debía de ser bastante genial para tener una moto así. Pero de seguro habría una razón para que, a pesar de todo, él se dirigiera a su trabajo en tren.

El tiempo prosiguió su marcha y ella comenzó a imaginarlo a él. Por el tipo de gustos de seguro escuchaba buena música, tendría sentido. Y debe de ser alguien responsable por cuidar así su moto y mantenerla siempre tan limpia. Además cumple sus horarios en la oficina, asistiendo todos los días.
¿Cómo sería? ¿Sería acaso delgado? ¿Sería guapo? ¿De qué tonalidad tendría su piel? ¿Sus ojos serían tan brillantes como esos accesorios plateados?

Y fue así que poco a poco, de tanto imaginar, comenzó a gustarle lo que imaginaba. Cada vez podía verlo como alguien más definido. Sabía de qué color eran sus ojos, sabía qué refresco prefería su paladar. Fue entablando un diálogo ficticio con él. Ella le hablaba de sus problemas cotidianos y él siempre sabía qué responderle. De vez en cuando ella pasaba por el escaparate de alguna tienda y algunas cosas le hacían pensar en él, pues había llegado a conocer muy bien sus gustos. Tenía fantasías respecto a sus encuentros amorosos. ¡Las cosas que ellos harían! Hasta que finalmente, después de una bella tarde de paseo, se alejarían de la ciudad, y ahí en medio de la naturaleza ella le confesaría que estaba totalmente enamorada de él. Y él la correspondería. Serían inmensamente felices. ¡¿Cómo no?! Él era perfecto...

Y fue así como cada mañana al ir a tomar el tren ella echaba una mirada. Ahí seguía la moto estacionada. Algún día, en algún momento, vendría él a buscarla y con ello vendría él a buscarla a ella también.

Fue por esto que ella se juró a sí misma que jamás averiguaría quien era el verdadero dueño de aquella motocicleta.