sábado, 13 de junio de 2015

Instagram

Siempre escucho que Instagram comenzó todo un debate sobre la verdadera habilidad artística de los fotógrafos, pues se utiliza un filtro prefabricado para dar ciertos efectos a una fotografía (efectos sumamente estéticos y clichés), dejando de lado toda una técnica que va desde lo que significa sacar una buena fotografía o lo que podría ser utilizar herramientas digitales para alterarla...

Por otro lado también he escuchado los problemas asociados con esta moda del Instagram: Que las Selfies pueden ser una expresión de inseguridad, que buscan siempre la aprobación del resto, llegando a convertirse incluso en una adicción diagnosticada... O que el modo en que componemos una imagen para Instagram es en el fondo eso, un falseamiento de la realidad para crear un Perfil, es decir, un punto de vista, acerca de nosotros y nuestro estilo de vida. Como esa gente que pone "Saliendo a hacer running" cuando en realidad después de sacarse la foto se meten de nuevo a la cama. O el típico caso: "¡Oh! Accidentalmente todos los elementos que tengo sobre la mesa combinan y, curiosamente, demuestran lo alternativa y culta que soy."

No voy a negar estos fenómenos. No es que todos los usuarios de Instagram caigan en estas categorías... Pero de que pasa, pasa. Quizás tiene que ver con una nueva generación, estos "millenials" que perciben la realidad de un modo muy distinto, siempre conectados con un mundo que valora tanto las interacciones virtuales como las directas. Y que poco a poco han ido cambiando todas las estructuras a las que estábamos acostumbrados: las modas, el lenguaje, el modo de trabajar, de comprar, de comer, de vivir, etc.

Pero hay algo que sí valoro de Instagram. Algo por lo cual me gusta mucho esta aplicación. No sólo porque me permite visualizar la cotidianidad de la gente a la que sigo... Sino que hay una caracterísrica especial que distingue a las imágenes de Instagram de las de otras aplicaciones. Mientras que Facebook es una recopilacion de todo lo que hacemos desde un enfoque social, y Twitter tiene un caracter más mediático e inmediato (por ej compartir la foto de un accidente a un publico masivo)... Creo que la cualidad de Instagram (sin quitar que esta después se comparta a traves de otras redes) es justamente ese factor Estético. El sólo hecho de que los filtros y efectos ayuden a mejorar una imagen o haga que se potencie una idea... Tiene ese algo... Claro, cliché muchas veces, pero sí tiene ese algo de ser como un ojo selectivo, que va por ahí, por la vida cotidiana buscando lo bello. ¡Me he topado con varias sorpresas! La gente muestra aquello que cree que es digno de mostrar y es muy curioso lo que eso puede llegar a significar para cada individuo. Aun cuando se intente armar una ficción con respecto a uno mismo, me parece muy interesante aquella idea de "qué es lo mostrable" para cada uno.

Si algo me ha dejado Instagram es la idea de que realmente hay mucha belleza en este mundo y sólo hace falta buscarla, incluso si eso significa ir por ahí buscando qué fotografiar con tu celular...

Quizás el siguiente paso sea simplemente apreciar esos instantes en directo sin la necesidad de tener que capturarlos. De todos modos el solo hecho de sentir esa necesidad de compartir me parece también loable. En el fondo todos tenemos el instinto de compartir la belleza en vez de guardarla como una experiencia privada. Incluso si no concordamos en qué es bello.

jueves, 11 de junio de 2015

Ride

Ella estaba perdidamente enamorada de él... ¡¿Cómo no?! Él era perfecto, era todo lo que siempre deseó.

Le gustaba imaginárselo con su cabellera larga al viento, con su chaqueta de cuero y guantes para manejar. Otras veces él andaba de oficina, pero en tono casual. Aunque se viera respetable, debía de ser ropa cómoda.

Ella cerraba los ojos y se imaginaba todos esos viajes maravillosos que harían juntos en el verano, abrazada a su cálido cuerpo, sintiendo su perfume a madera. Lo más probable es que fueran a veranear a la costa. Sonreiría cuando contemplara su reflejo en el brillo de su casco. ¡Por supuesto que irían en su motocicleta! Sabía que después de ella, ese vehículo lo era todo para él. Gracias a eso se habían conocido.

Todo comenzó cuando ella se dirigía a tomar el tren y no pudo evitar notar la maravillosa moto estacionada fuera de la estación. Era completamente negra, algunas partes eran brillantes, pero otras eran de un elegante tono mate. Siempre bien cuidada, yacía anclada a la reja como un perro que espera a su dueño. La observó detenidamente, embelesada. Pero luego de eso se alejó con indiferencia.

Los días pasaron y cada vez que ella corría a tomar el tren la motocicleta estaba ahí. Después de un tiempo pareció que la moto ya no esperaba a que su dueño regresara del trabajo, sino que la estuviese esperando a ella. Y fue así que ella empezó a cuestionarse sobre el dueño del vehículo. ¿Cómo sería él? Debía de ser bastante genial para tener una moto así. Pero de seguro habría una razón para que, a pesar de todo, él se dirigiera a su trabajo en tren.

El tiempo prosiguió su marcha y ella comenzó a imaginarlo a él. Por el tipo de gustos de seguro escuchaba buena música, tendría sentido. Y debe de ser alguien responsable por cuidar así su moto y mantenerla siempre tan limpia. Además cumple sus horarios en la oficina, asistiendo todos los días.
¿Cómo sería? ¿Sería acaso delgado? ¿Sería guapo? ¿De qué tonalidad tendría su piel? ¿Sus ojos serían tan brillantes como esos accesorios plateados?

Y fue así que poco a poco, de tanto imaginar, comenzó a gustarle lo que imaginaba. Cada vez podía verlo como alguien más definido. Sabía de qué color eran sus ojos, sabía qué refresco prefería su paladar. Fue entablando un diálogo ficticio con él. Ella le hablaba de sus problemas cotidianos y él siempre sabía qué responderle. De vez en cuando ella pasaba por el escaparate de alguna tienda y algunas cosas le hacían pensar en él, pues había llegado a conocer muy bien sus gustos. Tenía fantasías respecto a sus encuentros amorosos. ¡Las cosas que ellos harían! Hasta que finalmente, después de una bella tarde de paseo, se alejarían de la ciudad, y ahí en medio de la naturaleza ella le confesaría que estaba totalmente enamorada de él. Y él la correspondería. Serían inmensamente felices. ¡¿Cómo no?! Él era perfecto...

Y fue así como cada mañana al ir a tomar el tren ella echaba una mirada. Ahí seguía la moto estacionada. Algún día, en algún momento, vendría él a buscarla y con ello vendría él a buscarla a ella también.

Fue por esto que ella se juró a sí misma que jamás averiguaría quien era el verdadero dueño de aquella motocicleta.



miércoles, 3 de junio de 2015

Nocturno



Era el escenario perfecto. Era un palacio, era un museo. Desde una habitación pintada de rojo se pasaba a la sala con el enorme ventanal con vista al mar eterno. Se encontraba decorada por los cuadros de grandes artistas del pasado. Era como si las obras le conversaran en medio de una fiesta silenciosa y fantasmal.

En el cuarto contiguo se comienza a escuchar una melodía. Era como si la música le estuviese llamando. Junto a la chimenea un inmenso gobelino con escenas de caza. Pero al otro lado, más allá de la mesita de María Antonieta, iluminado por la luz de la ventana y cobijado en un rincón, un músico toca su instrumento.

Ella ama al piano y ama los nocturnos. Pero esta melodía no la conoce. Le pregunta y él responde:

-"Nocturno en Re menor de Piotr Ilich Tchaikovski, Opus 19 número 4."

Desde entonces ese código quedará registrado en su memoria.

Ella le agradece. Él sonríe.

-"Soy fanática de los ballets de Tchaikovsky." -Dice ella en tono amable.

-"¿Te refieres a éstos?" -Él juguetea con las teclas. Ella las reconoce.

-"Sí, esos mismos." -Ella sonríe, lo felicita por su interpretación, ha cambiado completamente su experiencia de la visita al museo. Él agradece el cumplido. Ella se retira y al cruzar el umbral que los separará ella se despide con un gesto de su mano y él le responde esbozando una sonrisa. Mientras se marcha suena nuevamente aquel nocturno que ahora la ha dejado tan marcada. Es como su despedida.

¿Cómo explicarle lo que ella siente por los nocturnos, por el sonido del piano?

Dos desconocidos unidos por un instante por la música. Casi...
Casi podría ser una historia de amor incompleta.