viernes, 20 de mayo de 2016

Errática.

¿Por qué a veces siento esta ira?
Es como el devenir amargo de una melancolía
que yace reprimida desde hace mucho tiempo.
Se encontraba maquillada de color pastel,
como antiguos papeles murales repletos de relatos viejos,
retratos olvidados y borroneados por la memoria.

Mi lengua tiene sabor a polvo cuando hablo de ti.
Hablas de soltar como si alguna vez te hubiese sostenido.
Hablas de fluir como si no estuviese seca por dentro.

Levanto la mirada y es cierto lo que mencionas.
Un "crimen" es la palabra precisa.
Porque al final huir y luchar son la misma cosa.
La contienda jamás se detendrá.

Sé que habito con esta fractura en mi interior.
Hay un nervio, entre mi corazón y mi alma, que se encuentra desgarrado.
Algo se atrofia en mi cerebro cada vez que me atrevo a sentir.
Entre latido y latido se disuelven los segundos
Como la bilis negra que brota de mis agujeros.

Esa es la sensación: de que tengo un cuerpo perforado.
Aquellos canales abiertos por donde debería entrar la vida
se han convertido en el éxodo de mi felicidad.
Cada recuerdo es una herida.

¿Por qué a veces siento esta ira?
¿Qué significa ser feliz?

No encuentro nada a qué asirme...
Tiro del hilo del recuerdo
y observo como el tejido se desarma...
No es menos efímero que el alimento de las mariposas nocturnas
No es más estable que el gas oscilante del sueño erótico
No es más dulce que la fruta prohibida, una vez podrida y descompuesta.

Quizás se trata de mi cerebro repleto de pájaros
que se jactan de picotear contra mi cráneo
Y siento constante ese taladro,
cual cuervo de Poe, susurrándome al oído.
¡Nunca más!
Y siento entonces como el ave extraña su nido.
Que crueles somos,
¿por qué convertimos las jaulas en tumbas?

Extraño las espirales siderales del universo de tus ojos.
Extraño perderme entre las nebulosas de tu ser.
Aliméntame de caprichos.
Insísteme en que se puede vivir de ilusión.
Arranquémonos por esa carretera perdida.
Inyéctame el vértigo atroz del momento fugaz.
Quiero eternizar el momento encapsulado.
Más allá de lo que permite mi pálida cabeza.

Quiero dejar de vagar como sombra fantasmal.
Quiero ser luz.
Quiero ser el rayo esplendoroso que surge del cielo, brutal.

Me gustaría emerger desnuda entra las nubes
Como una libélula de papel.
Dime que aún no es demasiado tarde.
Dime que puedo atreverme a pronunciar tu voz
cuando grita el nombre del silencio,
en medio de la noche trágica.

Esta soy yo.
Indefinida como una mancha de tinta defectuosa.
Si aún así me aceptas, dilo.
Porque en el fondo
nunca tuve dueño.


Atte
MEI


martes, 1 de marzo de 2016

Tipologías

Existen seres que avanzan por este mundo
como partículas de polvo,
ingrávidas,
movidas sólo por la inercia
de este aire que las sostiene.
De vez en cuando chocan,
casualmente,
con algún rayo de luz perdido
que les ciega con la magnificencia de sus detellos.
Y durante ese breve instante
esas partículas de polvo suspendidas
se sorprenden con la propia belleza
que habita en el interior de su ser.

Existen cuerpos que vagan por este mundo
cargados de tristeza.
Son almas pesadas y lentas
como si fueran llevando piedras ancladas a su pecho.
Y ni todos los cantos de las aves,
ni todas las puestas de sol,
son capaces de alivianar esa carga.

Existen seres que aunque están aquí
se encuentran ausentes.
Su mirada se pierde recorriendo
las pupilas de alguien más.
Habitan otra piel.
Son capaces de sentir el tacto
tanteado hace tanto tiempo atrás.
Se transportan a través de aromas y melodías.
Ellos son los viajeros en el tiempo.
Viven en otras épocas.
No se encuentran frente a uno,
sino que viven en los recuerdos
de algún momento mejor...
Traerlos de regreso siempre les es doloroso.
Hacerlos presentes
es recordarles la ausencia.