jueves, 11 de junio de 2015

Ride

Ella estaba perdidamente enamorada de él... ¡¿Cómo no?! Él era perfecto, era todo lo que siempre deseó.

Le gustaba imaginárselo con su cabellera larga al viento, con su chaqueta de cuero y guantes para manejar. Otras veces él andaba de oficina, pero en tono casual. Aunque se viera respetable, debía de ser ropa cómoda.

Ella cerraba los ojos y se imaginaba todos esos viajes maravillosos que harían juntos en el verano, abrazada a su cálido cuerpo, sintiendo su perfume a madera. Lo más probable es que fueran a veranear a la costa. Sonreiría cuando contemplara su reflejo en el brillo de su casco. ¡Por supuesto que irían en su motocicleta! Sabía que después de ella, ese vehículo lo era todo para él. Gracias a eso se habían conocido.

Todo comenzó cuando ella se dirigía a tomar el tren y no pudo evitar notar la maravillosa moto estacionada fuera de la estación. Era completamente negra, algunas partes eran brillantes, pero otras eran de un elegante tono mate. Siempre bien cuidada, yacía anclada a la reja como un perro que espera a su dueño. La observó detenidamente, embelesada. Pero luego de eso se alejó con indiferencia.

Los días pasaron y cada vez que ella corría a tomar el tren la motocicleta estaba ahí. Después de un tiempo pareció que la moto ya no esperaba a que su dueño regresara del trabajo, sino que la estuviese esperando a ella. Y fue así que ella empezó a cuestionarse sobre el dueño del vehículo. ¿Cómo sería él? Debía de ser bastante genial para tener una moto así. Pero de seguro habría una razón para que, a pesar de todo, él se dirigiera a su trabajo en tren.

El tiempo prosiguió su marcha y ella comenzó a imaginarlo a él. Por el tipo de gustos de seguro escuchaba buena música, tendría sentido. Y debe de ser alguien responsable por cuidar así su moto y mantenerla siempre tan limpia. Además cumple sus horarios en la oficina, asistiendo todos los días.
¿Cómo sería? ¿Sería acaso delgado? ¿Sería guapo? ¿De qué tonalidad tendría su piel? ¿Sus ojos serían tan brillantes como esos accesorios plateados?

Y fue así que poco a poco, de tanto imaginar, comenzó a gustarle lo que imaginaba. Cada vez podía verlo como alguien más definido. Sabía de qué color eran sus ojos, sabía qué refresco prefería su paladar. Fue entablando un diálogo ficticio con él. Ella le hablaba de sus problemas cotidianos y él siempre sabía qué responderle. De vez en cuando ella pasaba por el escaparate de alguna tienda y algunas cosas le hacían pensar en él, pues había llegado a conocer muy bien sus gustos. Tenía fantasías respecto a sus encuentros amorosos. ¡Las cosas que ellos harían! Hasta que finalmente, después de una bella tarde de paseo, se alejarían de la ciudad, y ahí en medio de la naturaleza ella le confesaría que estaba totalmente enamorada de él. Y él la correspondería. Serían inmensamente felices. ¡¿Cómo no?! Él era perfecto...

Y fue así como cada mañana al ir a tomar el tren ella echaba una mirada. Ahí seguía la moto estacionada. Algún día, en algún momento, vendría él a buscarla y con ello vendría él a buscarla a ella también.

Fue por esto que ella se juró a sí misma que jamás averiguaría quien era el verdadero dueño de aquella motocicleta.



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