martes, 27 de mayo de 2014

El Verdadero Precio de la Educación

Antes que todo, perdonen las molestias, estamos actualizando la imagen del blog (todo por ustedes), así que aún estamos armando y organizando los detalles.... De antemano, muchísimas gracias!

Ahora sí, lo que nos convoca...

El otro día me reuní con mis amigas porque no las veía hace tiempo y surgió como tema, entre medio de todo el pelambre, el famoso tema de la Educación. (Ah... sí... ¿les suena?) Compartimos visiones, discutimos perspectivas, etc... Y como gran coincidencia, un par de días después me topé con este Post de Nicolás Copano que llegó a mí, compartido por varios de mis contactos a través de Facebook. En resumen, relataba su experiencia al ir a hacer una charla a un colegio donde le advirtieron que eran niños "problemáticos," no porque fueran agresivos o con capacidades diferentes, sino que, sencillamente, tenían una tendencia a ser hiperactivos y distraerse con facilidad. A lo cual siguió la reflexión sobre el tipo de sociedad en la que vivimos, exitista y discriminadora... [Para que sea más fácil de entender, adjuntaré el post al final de esta entrada].

A lo que quiero llegar, es a esta especie de... No la llamaría conclusión, porque más bien es una problemática, una puerta abierta...  Pero, es esta idea que me quedó rondando después de mi charla con mis amigas y la lectura de aquel post.

Se ha hablado mucho de la Educación como gran problema de esta sociedad, cosa con la que estoy completamente de acuerdo. Se ha hablado del acceso a la educación: que sea gratis, compartida, privada, etc... Se ha hablado incluso de Calidad de la Educación (sin ponerse mucho de a cuerdo, porque la verdad es muy profundo ese tema)... Pero...  A ver, ¿cómo logro explicarme mejor?

Creo, personalmente, que muchos estaremos de acuerdo en que todas esas disputas surgen de la idea de que la Educación es la única que puede proveernos de un mejor futuro, de darnos las herramientas para elegir libremente y así asegurarnos una buena vida, felicidad y entre todo eso... sí, se relaciona la idea de un buen trabajo. Pero el concepto de Éxito es el que sufre esta ambigüedad. Dinero o un buen puesto de trabajo no es sinónimo de bienestar, de felicidad, por mucho que se relacionen para algunos.  Y si bien todos queremos que nuestros hijos accedan a la mejor educación posible, ¿cuál es el precio que tienen que pagar, que todos tenemos que soportar, para que esto se lleve a cabo? Y con precio no me refiero a una cosa económica. Me refiero a estrés, a horas de estudio y trabajo en desmedro del desarrollo de otras aptitudes que, idealmente, vienen a potenciar la naturaleza íntegra de ser humano; al desarrollo moral, psíquico, espiritual de los individuos... De su seguridad y hasta sanidad mental... ¿Cuántos son los padres capaces de sacrificarlo todo porque sus hijos estén en "buenos colegios" y se queden ahí hasta el final? No sólo dinero, sino también el bullying, el maltrato, el contagio de prácticas e ideas venenosas (como drogas, anorexia, alcoholismo, u otras que en apariencia se ven menos peligrosas como el clacismo, el arribismo, etc). Los dejamos ahí, en ese caldo de cultivo de máquinas, robots perfectos, que se disponen a correr como en una carrera de caballos (imagen robada de Copano que me pareció notable), donde no importa si pisan a otros o lo sacrifican todo en pos de algo que, admitámoslo, todos sabemos que nunca se consigue. El trabajo nunca se acaba, el dinero nunca es suficiente, siempre se puede ascender más, pues siempre habrá con quienes compararnos... Pero nada de eso asegura nuestra felicidad.

 Leí por ahí en una de estas revistas que vienen con el diario, que los psicólogos discutían sobre los trastornos de déficit atencional e hiperactividad. Algunos no sabían qué tan bien se estaban diagnosticando (pues los índices llegaban a niveles de epidemia), otros más extremos incluso se atrevían a determinar que no existía, y luego todo el problema de la sobre-medicación. Porque en el fondo, cualquier niño que no calza dentro de este sistema de alumnos perfectos, maniquíes, es quitado del medio. Pero una mujer, que no puedo recordar quien era (soy mala con los nombres), pero era una de las expertas, planteaba la siguiente pregunta: si los índices estaban tan malos...¿ Por qué no pensar en que, tal vez, el sistema de educación estaba mal planteado? Una amiga mía me contaba que no-sé-quién se había puesto a hacer cálculos sobre las horas que debiera pasar un alumno en clases + horas ideales de estudio y tareas + horas de sueño para una vida sana + horas de ir al baño, comer y todas las necesidades biológicas + tiempo de ejercicio + horas de vida en familia o vida social que se supone una persona debiera realizar para no ser considerado anormal, etc... Y el resultado era que era imposible que le calzara con las 24 horas diarias. Siempre algún punto flaquea: o el estudio, o el sueño, o la comida, o el ejercicio, o la vida familiar, etc... Es imposible, bajo los estándares de hoy en día, vivir una vida íntegra y balanceada. Entonces, claramente, esos estándares son los que están mal. 

Por supuesto que a la empresa le importa que trabajes más, que ganes menos... La productividad nunca terminará. Nunca se ralentizará. Y si no quieres seguir ese ritmo, siempre puedes irte y detrás tuyo habrá una fila de 500 personas esperando tomar tu puesto porque están desesperadas. Prefieren sacrificar su dignidad, su calidad de vida, por un mísero salario que les permita sobrevivir, porque no tienen opción. No pueden elegir.

Pero lo peor de eso es que le estamos inculcando ese modelo a niños pequeños. En Japón la competitividad es tan alta que ya se pelean quienes entran a las mejores salas cuna, lo que los determina de inmediato en el camino que seguirán: mejores jardines infantiles, mejores primarias, secundarias, universidades, trabajos, etc. Y si no pueden cumplir con las altas expectativas de sus familias se suicidan. Pero, ¿quién les preguntó qué es lo que querían? ¿Si acaso estaban de acuerdo? Sin importar todos los éxitos recolectados, ninguno fue capaz de dar realmente satisfacción, ninguno fue capaz de dar sentido a esas vidas vacías.

No, todos ellos que se sientan a discutir hoy en día sobre la Calidad de la Educación, no deben olvidar el principal sentido que tiene la educación: formar criterio, capacidad para discernir, de articular un pensamiento crítico que en el fondo dé las herramientas para elegir. Un hombre que no puede elegir ha perdido la libertad y un hombre que no es libre ha dejado de ser humano. 

Atte
Mei


*****

Adjunto el Post de Nicolás Copano
del 22 de Mayo 2014
Vía Facebook

Hoy sentí una pena infinita. 
Pasa que como voy a hacer charlas para niños de quinto, sexto, séptimo y octavo por el proyecto de VTR Internet Segura (hace muchos años estoy en esta) me toco ir a un colegio distinto.
El colegio se llama Diego Matarazzo y queda cerca de la estación Mapocho. Estaban los chicos en una sala. Chicos de primero a octavo básico en una sala.
Antes de partir la directora me advirtio de que "eran muy inquietos, diferentes. Los colegios no los aceptan por como son".
Obviamente desde esa lógica pensé que eran cabros que habían vivido en poblaciones. Ya me había pasado ir a escuelas donde los docentes no tienen control e igual siempre pude conversar con todos: con risas, amabilidad y velocidad hasta en el lugar donde menos piensas que parece haber, culpa de nuestros prejuicios, siempre se puede.
Pero no: no tenían nada agresivo. Eran niños. Niños inquietos. Niños con problemas de atención. Pero eran niños. Como todos los niños A ver, como te lo explico: uno levanto mas la mano, otro aplaudía mas de la cuenta, otros parecían dopados para controlar la jaula de existir y uno que otro me miraba con sorpresa: nadie nunca fue a decirles que iban a conversar con ellos. Son los olvidados de todos los días: los diferentes. Los que no caben en el sistema.
Pero estaban ahí, mezclados.
Saque a dos, que la pasaron bien y hablaron claramente mejor que otros de su edad. 
Y de pronto uno grito fuerte "yo quiero ser inventor cuando grande"
Y los otros como que lo callaron y cuando me di cuenta les dije:
"A ver. Les voy a decir algo que espero nunca se les vaya y algún día se van a acordar de mi: ustedes pueden ser lo que quieras. Tu vas a ser inventor. Y el que quiere ser lo que quiera puede serlo. Tienen que cumplir con ciertas cosas, pero si sueñan y siguen hasta donde sea lo van a poder hacer. Nadie tiene derecho a decirles que no."
Al salir las profesoras, que hacen clases personalizadas a estos chicos se sacaron fotos conmigo y me felicitaron por dos cosas: #Vigilantes y por lograr que ellos estuviesen tranquilos y felices por una clase. Como la charla es didáctica y entretenida, siempre funciona. 
Pero antes de salir fui donde la directora nuevamente y le pregunté "¿por que usted dice que los colegios no los aceptan?"
A lo que me respondió algo que quebró mi corazón:
"Porque estos chicos bajan el promedio del SIMCE. Son distintos. Las escuelas no los quieren en esta sociedad exitista. Cuando salen de octavo nos da una tristeza enorme porque no los reciben. Nosotros solo estamos hasta ese curso".
Cresta.
Sociedad existista.
Y son solo niños. Niños que no tienen porque competir.
¿Saben? Cuando se me cayó una lagrima en el auto y llame a mi mujer contándole lo que pasó pensé lo que finalmente todos pensamos pero no queremos decir, porque siempre esta bueno tener la esperanza de cambiar las cosas, pero no: este país esta jodido.
No va a cambiar.
No va a cambiar hasta que dejemos esta cultura de abuso.
No lo va a cambiar ninguna reforma. 
Los colegios probablemente sean gratuitos y la universidad también pero ¿de que sirve si esta en nuestra alma el aplastar al otro si no nos sirve?
¿de que sirve estudiar y trabajar para ser parte de un engranaje absurdo e inentendible donde siempre hay alguien que se comporta como un cabrón por heredar o ser dueño o tener una red de contactos para hacernos sentir a todos como el orto?
¿de que sirve una educación gratis si no cambiamos nuestra manera de pensar?
Y ahí creo que esta la gran clave.
Tenemos que modificar incluso nuestro proyecto de vida para cambiar Chile. No se si seamos capaces, permitan decirlo: hay demasiada superficialidad, clasismo, racismo, discriminación y odio circulando como para poder hacer algo.
Y todos esos caminos son fáciles. Los chilenos no están preparados para algo dificil. El progresismo no esta para cosas difíciles: no esta para pelear nada porque probablemente los dejen de invitar a la próxima fiesta. La derecha tampoco: ya están cómodos. El gobierno es lo mismo que la derecha. Y asi hasta el infinito.
No están hechos para poder dar algo a cambio de otra cosa que quizás no van a ver.
Los chilenos piensan en que la vida es transar. Como un videojuego donde se pasan etapas y se rescata a la princesa y después al final no es así porque existir no es lineal y ahí se pudren todos. La vida en Chile no esta hecha en base a sacrificar, en base a amar, en base a disfrutar. No no: todo es el sonido de tener cosas. Y entrenar a buscadores de cosas.
Todo es existismo, hasta en niños de quinto básico.
¿Se puede hacer algo?
Me lo estoy preguntando. Quiero encontrar una respuesta. Tenemos que encontrar una respuesta.

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