sábado, 18 de enero de 2014

De mis vacaciones

Vengo llegando de mis vacaciones, con mi pareja nos escapamos al sur. ¡Es bellísimo! Cada vez que puedo me arranco. Y es que hay algo que me fascina de viajar. Conocer cosas nuevas (o reconocer aspectos de un lugar), porque soy de la opinión de que uno debiera hacer turismo incluso en su región. Ver las calles que uno transita día a día con ojos de turista, y se encontraría con sorpresas. Pero eso no es todo. También ir a aquellos lugares lejanos, nuevos, no con la mirada del turista tradicional. Porque ir, seguir el recorrido, captar la fotografía (como si no pudiésemos hacer lo mismo con google images y un poco de photoshop) y corroborar todo lo que ya leíste, no tiene ninguna gracia. Hay que ir más allá, conocer y hablar con la gente, escuchar sus historias. Salirse del camino y encontrar rinconcitos olvidados. Estar dispuesto a correr riesgos y disfrutar de la aventura. Cualquier posible percance es el que pasa después a ser la anécdota divertida y que se contará mil veces (más allá del clásico: "sí, estuvo todo bien"). No intentar imponerle al lugar metas (como el clima: siempre es perfecto, sea sol o lluvia, frío o caluroso).  No se trata de viajar ligero o pesado. De si eres mochilero a dedo o te quedas en el hotel más caro. Se trata de dejar tus problemas atrás, disfrutar el presente que sólo lo tendrás en ese momento: reservado para ti. Construir recuerdos que te acompañarán de por vida. Detenerse, respirar. Y no alienarse. Salir de vacaciones no es un escape de tu vida, por mucho que intenten vendértelo así. Es traerte a ti de vuelta a tu vida, a lo que te interesa y lo que te apasiona, a lo que es más fuerte que el estar cansado o con flojera. Es aprovechar el día, recargarse y traer todo lo aprendido a tu vida diaria, a generar proyectos... Yo me quedo con todo eso. Aprendí mucho de los lugares a los que fui. Disfruté y me relajé. Pero también fue un rico momento para pensar en cosas que no siempre saltan a la vista, por ejemplo: he aquí un par de cosas con las que me topé:

- Increíbles luces: Donde hay agua hay juegos de luces maravillosos que hacen que toda fotografía salga perfecta. Especialmente los contrastes, como la nieve blanca de un volcán sobre un cielo azulado entre verdes cerros.

-Nubes y puestas de sol: admitámoslo, todos amamos los clichés.

-Gente interesante: Desde el dueño del hostal (una persona curiosa y divertida, lleno de historias) hasta quienes trabajan con piedras preciosas en las ferias de artesanías. Saben mucho y tienen opiniones!!!! Las historias se entrecruzan. Lejos lo más hermoso fue un caballero en Valdivia que vivía en la calle y nos hizo casi que de guía turístico y luego supimos que en la costanera él le tiene nombre a cada una de las palomas y las llama por su nombre, ellas acuden a él. Cuantos personajes fantásticos habrán, inspiradores y totalmente anónimos...

- Lugares inadvertidos: Fuimos a Niebla a ver el fuerte, pero estaba cerrado por obras, ya que el terremoto lo había afectado. Tomamos un par de fotos desde el mirador y luego notamos que abajo en los acantilados había unas playitas que pasaban muy piola. Bajamos y nos encontramos en un lugar bellísimo!!!! Y se notaba que no era precisamente un lugar turístico. La arena se cubría de piedras brillantes y cuarzos perfectamente pulidos por el choque de las olas, producido por el encuentro del río y el mar. Casi transparentes y perfectamente redondos. Ahí también encontramos una oruga gigante!!!! Tesoros de la naturaleza escondidos. Y me pregunto, cuantas cosas nos estaremos perdiendo por no salirnos un poco del camino...

-Ideas: Sentada en las termas vi un grupo de tercera edad que disfrutaba de su día de paseo y relajación. Eran unas señoras muy divertidas!!! Y tras observarlas un rato, su piel suelta, sus arrugas, sus cuerpos encorvados... Pensé: que idea más terrible tenemos de la belleza!!! Es cierto que la mente y el cuerpo cambian sus rendimientos a los largo del tiempo, pero me parece terrible que condenemos de inútiles a esos cuerpos sólo porque no cumplen ciertos estándares. El cuerpo humano me parece fantástico y creo que la celulitis, la flacidez, las manchas, las canas, las arrugas y la gordura, todo ello puede ser también hermoso y deben ser llevados con orgullo. No se trata de salud, se trata de respeto. Respeto por nuestra propia cronología. El saber que no somos eternos, que somos un organismo vivo y biodegradable que se va transformando y que nunca permanece igual. ¿Por qué querer congelarlo? Porque colocar una época por sobre otra, descartando quizás sabiduría o ideas o nuevos deseos. Siempre se habla de la experiencia como sinónimo de sabiduría, algo distinto al conocimiento, pero más allá de eso, ¿quien sabe realmente lo que querremos el día de mañana? ¿Que tal si en el futuro me atrevo a cosas que ni siquiera ahora me atrevo? No, no quisiera vivir para siempre y me alegra que no seamos todos perfectos. Cada cuerpo es perfectamente imperfecto. Nos diferenciamos y es en esa variedad que hay riqueza. No perdamos lo que nos hace únicos. No desechemos lo que somos sólo porque a alguien se le ocurre que no cumplimos sus estándares o porque considera que ya se pasó nuestro momento. Siempre es el momento oportuno y siempre somos hermosos.

Atte
Mei

1 comentario:

  1. Linda! me gustó mucho tu forma de representar lo que fue tu viaje... antes de leerlo pensé que iba a ser casi una guía turística más... menos mal me equivoqué. Linda manera de expresar las cosas más representativas de tu viaje.. cuando tenga tiempo y platita viajaré al sur.. ya que las veces que he ido ha sido solo por pega y por pocos días, nunca por placer. Y ahora la pega me tiene aquí, en el norte.. aunque no me quejo. Despierto con vista al mar los fines de semana, y durante la semana disfruto de unos bellos atardeceres en el desierto. Un beso mei! keep writing! :)

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