martes, 18 de marzo de 2014

Educación de Calidad

 Reflexiones sobre el lugar de las Artes
 en una Educación de Calidad


          Uno de los temas que ha estado en discusión durante los últimos años es el de la calidad de la educación. Naturalmente son muchos los factores que inciden en este aspecto. Pero antes de entrar a discutirlos se hace necesario resolver la pregunta: ¿qué entendemos por educación de calidad? Lo cierto es que, por mucho que se intente culpar a una sociedad que actúa según los estándares y necesidades del libre mercado y las competencias… Lo que en realidad se requiere es un estándar de calidad que trascienda los modelos económicos, dogmáticos o cualquier otro que venga con las modas futuras. ¿A qué me refiero? Ya desde la época del romanticismo que algunos poetas (y muchos otros desde entonces) hicieron notar el problema de la escisión en el ser humano. La división del hombre con la naturaleza, con lo divino, con el resto de sus pares e incluso de sí mismo: la alienación. Necesitamos un modelo de educación que repare esos daños. De ese modo, y sólo así, no sólo dará profesionales aptos, capacitados y especializados en lo que la sociedad (o si lo prefiere, que el modelo capitalista) requiere, sino que además proveerá de seres humanos íntegros, tolerantes, con un ensanchamiento de mirada, creativos, con capacidad para adaptarse, solucionar problemas, menos frustrados, más felices y sobretodo: con un pensamiento crítico.  Capaces de romper con los círculos viciosos. Es decir, seres humanos que no hayan perdido su humanidad.

                Desde este punto de partida es que planteo la relevancia del campo de las artes. Está claro que el debate sobre la “utilidad” de las artes es infinito y que en gran medida puede decirse que una de las gracias del arte es que no sirve para nada. Así, explícitamente. Y sin embargo es uno de los aspectos más importantes de la humanidad. Es así que a modo personal, expreso mi opinión de que a nadie (o en su defecto, a muy pocos) les sirve aprenderse la fecha de una pintura o el lugar explícito en donde se encuentra hoy en día una escultura específica. Eso no sirve para nada. ¿Cómo debe enseñarse el Arte entonces en las escuelas? O mejor dicho, ¿para qué debe enseñarse el Arte en las escuelas? Primero que todo porque las habilidades no son iguales en todos los seres humanos. Así que si uno no es tan bueno para los números, pero sí lo es bailando, no significa que sea menos inteligente. Y sobre todo porque un bailarín no aporta menos a la sociedad  que, por ejemplo, un ingeniero o un contador. Pero más allá de eso… Para responder por qué la existencia del arte en un modelo de educación ayuda con esta idea que intento expresar de una educación de calidad; me voy a aferrar a algunas ideas expuestas por los surrealistas durante la primera mitad del siglo XX.

                Entre otras cosas los surrealistas proponían que los opuestos no debían considerarse como tales, sino que aceptarse y asumirse como iguales, de modo que nunca hubiese un aspecto por sobre el otro. Por ejemplo: la cordura por sobre la locura, la vigilia por sobre el sueño, el consciente por sobre el inconsciente, el trabajo intelectual por sobre el manual, etc… Ellos postulaban que todo aquello que había sido considerado siempre como “inferior” o aquello que debía ser reprimido, debiese de salir también a la luz y ser aceptado, puesto que también forma parte de la realidad y son tan reales como cualquier aspecto concreto. Sólo así podría alcanzarse esta súper realidad, una realidad donde hubiese espacio en la vida, por ejemplo, para lo maravilloso. La vida cotidiana sería enriquecida. Donde el arte y la vida no estuviesen separados.


Más allá de si este ideal logró realizarse o no, encuentro que hay muchos elementos que son rescatables. De entre todos ellos, un aspecto en particular: plantean que para lograr sacar esta parte reprimida, se hace necesario un estado previo. Un estado de ánimo que permita ver los aspectos maravillosos que suceden a nuestro alrededor. Un estado parecido al de los niños, cuando aún no están contaminados por todos los prejuicios que les heredamos. Donde parecen ver todo “por primera vez.” Creo que ese estado, en su mayor parte lúdico, es incalculablemente valioso. Y en gran medida, y esto es a lo que quería llegar, las artes en general nos permiten acercarnos a ese estado. La discusión sobre “¿qué es el arte?” es infinita, sin embargo podemos atrevernos a decir que es un lenguaje (y por ello se entiende la necesidad de un diálogo, donde haya un receptor, de lo contrario queda aislado, encerrado ahí, dentro de sí mismo), muy variado, mediante el cual un artista o, mejor dicho, un emisor, quiere hacer patente algo. Simplemente está señalando algo, de la realidad, a partir de lo cual se pueden hacer múltiples lecturas, estar a favor o en contra, etc. Entonces, el arte pasa a no ser sólo una disciplina, no es un modo de hacer, sino más bien un modo de ver. Es así que hay de todo tipo. Abundan los temas. Y cualquiera puede sentirse reconocido por alguno. Cuando Leonardo da Vinci y otros estudian la óptica o crean esos aparatos, casi como máquinas fotográficas para retratar la realidad del modo más miméticamente posible… ¡Eso es ciencia! Cuando los renacentistas buscaban cómo construir las catedrales, no era sólo arquitectura, era ingeniería. Cuando se hacen las pinturas de Op Art para ver cómo interactúan los colores y su efecto en el organismo… ¡Eso es física! Cuando los naturalistas pintan cada detalle de cada animal o planta… Eso es botánica… Los modos de vida, sociología… Los cuerpos humanos o animales, anatomía, biología… Y así un largo etc… ¿Por qué? Porque el Arte no es “estudiar arte” el arte es un modo de ver, de conocer, de entender, de pensar… Y eso es útil en todas las disciplinas. ¿Por qué uno estudia Historia, aunque no se dedique a historiador? Para entender el pasado y así entender el presente. Sólo de ese modo podemos tener expectativas sobre el futuro, no cometer los mismos errores y entender por qué algo es considerado “error.” ¿Por qué tener nociones de filosofía? Para entender los modos de pensar… Uno no aprender a leer sólo para escribir libros y ser un literato. Uno aprender a leer para poder seguir aprendiendo y  tener otros medios para comunicarse el resto de su vida.  El arte y todas las disciplinas artísticas y humanistas permiten aprender a pensar. Pero a diferencia de modelos ideológicos, no te enseñan un modo de pensar en específico acorde con el modelo instaurado por alguna especie de dictadura, sino que te enseñan a tener un pensamiento crítico, a discernir, a ser verdaderamente más libre. Porque uno es dueño de elegir entre lo que sabe, pero está sometido a hacer lo que puede dentro de lo que conoce. Por eso mientras más ancho sea el horizonte, mayores serán las libertades. Todo esto dentro del marco del respeto. De no imponer al otro. Sino de dialogar, de comparar. Una opinión contraria es más valiosa que una aprobación inmediata porque permite evaluar, conocer, replantearse, fortalecer argumentos, aprender…  Nuevamente vuelvo a los surrealistas: no es que el arte este por encima de los demás saberes, simplemente, es un igual. Debe ser valorado del mismo modo, reconocido su aporte. Sin quitar que otras disciplinas son del mismo modo, sumamente importantes. No se trata de que uno deba saberlo todo, sino que debe poseer las herramientas necesarias para consolidar una base, un prototipo del  Ser-Humano al que luego se le pueden añadir contenidos, datos, hechos, documentos, y poder seguir aprendiendo y desarrollándose. No puedes enseñar contenidos a alguien que no sabe escuchar, respetar, valorar… Bajo esos estándares, una persona íntegra no es sólo más útil, sino que también más valiosa. Recién ahí estaríamos hablando no de precios, no de costos, sino de calidad. Calidad de educación, calidad de vida y calidad de humanidad.



Atte
Mei

1 comentario:

  1. Ayyy, querida amiga! Cuanta razón tienes, me siento orgullosa de coincidir con todo lo que dices. Y más aún, siento un alivio al corroborar en tus palabras que mi decisión sobre arriesgarme a estudiar arte fue la correcta, pese que el futuro sea incierto.
    Me agrada mucho como escribes y analizas, continua perfeccionandolo :) abrazo!

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