Reflexiones sobre el lugar de las Artes
en una Educación de Calidad
Uno de los temas que ha estado en
discusión durante los últimos años es el de la calidad de la educación.
Naturalmente son muchos los factores que inciden en este aspecto. Pero antes de
entrar a discutirlos se hace necesario resolver la pregunta: ¿qué entendemos
por educación de calidad? Lo cierto es que, por mucho que se intente culpar a
una sociedad que actúa según los estándares y necesidades del libre mercado y
las competencias… Lo que en realidad se requiere es un estándar de calidad que
trascienda los modelos económicos, dogmáticos o cualquier otro que venga con
las modas futuras. ¿A qué me refiero? Ya desde la época del romanticismo que
algunos poetas (y muchos otros desde entonces) hicieron notar el problema de la
escisión en el ser humano. La división del hombre con la naturaleza, con lo
divino, con el resto de sus pares e incluso de sí mismo: la alienación.
Necesitamos un modelo de educación que repare esos daños. De ese modo, y sólo
así, no sólo dará profesionales aptos, capacitados y especializados en lo que
la sociedad (o si lo prefiere, que el modelo capitalista) requiere, sino que
además proveerá de seres humanos íntegros, tolerantes, con un ensanchamiento de
mirada, creativos, con capacidad para adaptarse, solucionar problemas, menos
frustrados, más felices y sobretodo: con un pensamiento crítico. Capaces de romper con los círculos viciosos. Es
decir, seres humanos que no hayan perdido su humanidad.
Desde
este punto de partida es que planteo la relevancia del campo de las artes. Está
claro que el debate sobre la “utilidad” de las artes es infinito y que en gran
medida puede decirse que una de las gracias del arte es que no sirve para nada.
Así, explícitamente. Y sin embargo es uno de los aspectos más importantes de la
humanidad. Es así que a modo personal, expreso mi opinión de que a nadie (o en
su defecto, a muy pocos) les sirve aprenderse la fecha de una pintura o el
lugar explícito en donde se encuentra hoy en día una escultura específica. Eso
no sirve para nada. ¿Cómo debe enseñarse el Arte entonces en las escuelas? O
mejor dicho, ¿para qué debe enseñarse el Arte en las escuelas? Primero que todo
porque las habilidades no son iguales en todos los seres humanos. Así que si
uno no es tan bueno para los números, pero sí lo es bailando, no significa que
sea menos inteligente. Y sobre todo porque un bailarín no aporta menos a la
sociedad que, por ejemplo, un ingeniero
o un contador. Pero más allá de eso… Para responder por qué la existencia del
arte en un modelo de educación ayuda con esta idea que intento expresar de una
educación de calidad; me voy a aferrar a algunas ideas expuestas por los
surrealistas durante la primera mitad del siglo XX.
Entre
otras cosas los surrealistas proponían que los opuestos no debían considerarse
como tales, sino que aceptarse y asumirse como iguales, de modo que nunca
hubiese un aspecto por sobre el otro. Por ejemplo: la cordura por sobre la
locura, la vigilia por sobre el sueño, el consciente por sobre el inconsciente,
el trabajo intelectual por sobre el manual, etc… Ellos postulaban que todo
aquello que había sido considerado siempre como “inferior” o aquello que debía
ser reprimido, debiese de salir también a la luz y ser aceptado, puesto que
también forma parte de la realidad y son tan reales como cualquier aspecto
concreto. Sólo así podría alcanzarse esta súper realidad, una realidad donde
hubiese espacio en la vida, por ejemplo, para lo maravilloso. La vida cotidiana
sería enriquecida. Donde el arte y la vida no estuviesen separados.
Más allá de si
este ideal logró realizarse o no, encuentro que hay muchos elementos que son
rescatables. De entre todos ellos, un aspecto en particular: plantean que para
lograr sacar esta parte reprimida, se hace necesario un estado previo. Un
estado de ánimo que permita ver los aspectos maravillosos que suceden a nuestro
alrededor. Un estado parecido al de los niños, cuando aún no están contaminados
por todos los prejuicios que les heredamos. Donde parecen ver todo “por primera
vez.” Creo que ese estado, en su mayor parte lúdico, es incalculablemente
valioso. Y en gran medida, y esto es a lo que quería llegar, las artes en
general nos permiten acercarnos a ese estado. La discusión sobre “¿qué es el
arte?” es infinita, sin embargo podemos atrevernos a decir que es un lenguaje
(y por ello se entiende la necesidad de un diálogo, donde haya un receptor, de
lo contrario queda aislado, encerrado ahí, dentro de sí mismo), muy variado,
mediante el cual un artista o, mejor dicho, un emisor, quiere hacer patente
algo. Simplemente está señalando algo, de la realidad, a partir de lo cual se
pueden hacer múltiples lecturas, estar a favor o en contra, etc. Entonces, el
arte pasa a no ser sólo una disciplina, no es un modo de hacer, sino más bien
un modo de ver. Es así que hay de todo tipo. Abundan los temas. Y cualquiera
puede sentirse reconocido por alguno. Cuando Leonardo da Vinci y otros estudian
la óptica o crean esos aparatos, casi como máquinas fotográficas para retratar
la realidad del modo más miméticamente posible… ¡Eso es ciencia! Cuando los
renacentistas buscaban cómo construir las catedrales, no era sólo arquitectura,
era ingeniería. Cuando se hacen las pinturas de Op Art para ver cómo
interactúan los colores y su efecto en el organismo… ¡Eso es física! Cuando los
naturalistas pintan cada detalle de cada animal o planta… Eso es botánica… Los
modos de vida, sociología… Los cuerpos humanos o animales, anatomía, biología…
Y así un largo etc… ¿Por qué? Porque el Arte no es “estudiar arte” el arte es
un modo de ver, de conocer, de entender, de pensar… Y eso es útil en todas las
disciplinas. ¿Por qué uno estudia Historia, aunque no se dedique a historiador?
Para entender el pasado y así entender el presente. Sólo de ese modo podemos
tener expectativas sobre el futuro, no cometer los mismos errores y entender
por qué algo es considerado “error.” ¿Por qué tener nociones de filosofía? Para
entender los modos de pensar… Uno no aprender a leer sólo para escribir libros
y ser un literato. Uno aprender a leer para poder seguir aprendiendo y tener otros medios para comunicarse el resto
de su vida. El arte y todas las
disciplinas artísticas y humanistas permiten aprender a pensar. Pero a
diferencia de modelos ideológicos, no te enseñan un modo de pensar en
específico acorde con el modelo instaurado por alguna especie de dictadura,
sino que te enseñan a tener un pensamiento crítico, a discernir, a ser
verdaderamente más libre. Porque uno es dueño de elegir entre lo que sabe, pero
está sometido a hacer lo que puede dentro de lo que conoce. Por eso mientras más
ancho sea el horizonte, mayores serán las libertades. Todo esto dentro del
marco del respeto. De no imponer al otro. Sino de dialogar, de comparar. Una
opinión contraria es más valiosa que una aprobación inmediata porque permite
evaluar, conocer, replantearse, fortalecer argumentos, aprender… Nuevamente vuelvo a los surrealistas: no es
que el arte este por encima de los demás saberes, simplemente, es un igual.
Debe ser valorado del mismo modo, reconocido su aporte. Sin quitar que otras
disciplinas son del mismo modo, sumamente importantes. No se trata de que uno
deba saberlo todo, sino que debe poseer las herramientas necesarias para
consolidar una base, un prototipo del Ser-Humano al que luego se le pueden añadir
contenidos, datos, hechos, documentos, y poder seguir aprendiendo y desarrollándose. No puedes enseñar contenidos a
alguien que no sabe escuchar, respetar, valorar… Bajo esos estándares, una
persona íntegra no es sólo más útil, sino que también más valiosa. Recién ahí
estaríamos hablando no de precios, no de costos, sino de calidad. Calidad de
educación, calidad de vida y calidad de humanidad.
Atte
Mei
Ayyy, querida amiga! Cuanta razón tienes, me siento orgullosa de coincidir con todo lo que dices. Y más aún, siento un alivio al corroborar en tus palabras que mi decisión sobre arriesgarme a estudiar arte fue la correcta, pese que el futuro sea incierto.
ResponderEliminarMe agrada mucho como escribes y analizas, continua perfeccionandolo :) abrazo!