martes, 18 de marzo de 2014

Educación de Calidad

 Reflexiones sobre el lugar de las Artes
 en una Educación de Calidad


          Uno de los temas que ha estado en discusión durante los últimos años es el de la calidad de la educación. Naturalmente son muchos los factores que inciden en este aspecto. Pero antes de entrar a discutirlos se hace necesario resolver la pregunta: ¿qué entendemos por educación de calidad? Lo cierto es que, por mucho que se intente culpar a una sociedad que actúa según los estándares y necesidades del libre mercado y las competencias… Lo que en realidad se requiere es un estándar de calidad que trascienda los modelos económicos, dogmáticos o cualquier otro que venga con las modas futuras. ¿A qué me refiero? Ya desde la época del romanticismo que algunos poetas (y muchos otros desde entonces) hicieron notar el problema de la escisión en el ser humano. La división del hombre con la naturaleza, con lo divino, con el resto de sus pares e incluso de sí mismo: la alienación. Necesitamos un modelo de educación que repare esos daños. De ese modo, y sólo así, no sólo dará profesionales aptos, capacitados y especializados en lo que la sociedad (o si lo prefiere, que el modelo capitalista) requiere, sino que además proveerá de seres humanos íntegros, tolerantes, con un ensanchamiento de mirada, creativos, con capacidad para adaptarse, solucionar problemas, menos frustrados, más felices y sobretodo: con un pensamiento crítico.  Capaces de romper con los círculos viciosos. Es decir, seres humanos que no hayan perdido su humanidad.

                Desde este punto de partida es que planteo la relevancia del campo de las artes. Está claro que el debate sobre la “utilidad” de las artes es infinito y que en gran medida puede decirse que una de las gracias del arte es que no sirve para nada. Así, explícitamente. Y sin embargo es uno de los aspectos más importantes de la humanidad. Es así que a modo personal, expreso mi opinión de que a nadie (o en su defecto, a muy pocos) les sirve aprenderse la fecha de una pintura o el lugar explícito en donde se encuentra hoy en día una escultura específica. Eso no sirve para nada. ¿Cómo debe enseñarse el Arte entonces en las escuelas? O mejor dicho, ¿para qué debe enseñarse el Arte en las escuelas? Primero que todo porque las habilidades no son iguales en todos los seres humanos. Así que si uno no es tan bueno para los números, pero sí lo es bailando, no significa que sea menos inteligente. Y sobre todo porque un bailarín no aporta menos a la sociedad  que, por ejemplo, un ingeniero o un contador. Pero más allá de eso… Para responder por qué la existencia del arte en un modelo de educación ayuda con esta idea que intento expresar de una educación de calidad; me voy a aferrar a algunas ideas expuestas por los surrealistas durante la primera mitad del siglo XX.

                Entre otras cosas los surrealistas proponían que los opuestos no debían considerarse como tales, sino que aceptarse y asumirse como iguales, de modo que nunca hubiese un aspecto por sobre el otro. Por ejemplo: la cordura por sobre la locura, la vigilia por sobre el sueño, el consciente por sobre el inconsciente, el trabajo intelectual por sobre el manual, etc… Ellos postulaban que todo aquello que había sido considerado siempre como “inferior” o aquello que debía ser reprimido, debiese de salir también a la luz y ser aceptado, puesto que también forma parte de la realidad y son tan reales como cualquier aspecto concreto. Sólo así podría alcanzarse esta súper realidad, una realidad donde hubiese espacio en la vida, por ejemplo, para lo maravilloso. La vida cotidiana sería enriquecida. Donde el arte y la vida no estuviesen separados.


Más allá de si este ideal logró realizarse o no, encuentro que hay muchos elementos que son rescatables. De entre todos ellos, un aspecto en particular: plantean que para lograr sacar esta parte reprimida, se hace necesario un estado previo. Un estado de ánimo que permita ver los aspectos maravillosos que suceden a nuestro alrededor. Un estado parecido al de los niños, cuando aún no están contaminados por todos los prejuicios que les heredamos. Donde parecen ver todo “por primera vez.” Creo que ese estado, en su mayor parte lúdico, es incalculablemente valioso. Y en gran medida, y esto es a lo que quería llegar, las artes en general nos permiten acercarnos a ese estado. La discusión sobre “¿qué es el arte?” es infinita, sin embargo podemos atrevernos a decir que es un lenguaje (y por ello se entiende la necesidad de un diálogo, donde haya un receptor, de lo contrario queda aislado, encerrado ahí, dentro de sí mismo), muy variado, mediante el cual un artista o, mejor dicho, un emisor, quiere hacer patente algo. Simplemente está señalando algo, de la realidad, a partir de lo cual se pueden hacer múltiples lecturas, estar a favor o en contra, etc. Entonces, el arte pasa a no ser sólo una disciplina, no es un modo de hacer, sino más bien un modo de ver. Es así que hay de todo tipo. Abundan los temas. Y cualquiera puede sentirse reconocido por alguno. Cuando Leonardo da Vinci y otros estudian la óptica o crean esos aparatos, casi como máquinas fotográficas para retratar la realidad del modo más miméticamente posible… ¡Eso es ciencia! Cuando los renacentistas buscaban cómo construir las catedrales, no era sólo arquitectura, era ingeniería. Cuando se hacen las pinturas de Op Art para ver cómo interactúan los colores y su efecto en el organismo… ¡Eso es física! Cuando los naturalistas pintan cada detalle de cada animal o planta… Eso es botánica… Los modos de vida, sociología… Los cuerpos humanos o animales, anatomía, biología… Y así un largo etc… ¿Por qué? Porque el Arte no es “estudiar arte” el arte es un modo de ver, de conocer, de entender, de pensar… Y eso es útil en todas las disciplinas. ¿Por qué uno estudia Historia, aunque no se dedique a historiador? Para entender el pasado y así entender el presente. Sólo de ese modo podemos tener expectativas sobre el futuro, no cometer los mismos errores y entender por qué algo es considerado “error.” ¿Por qué tener nociones de filosofía? Para entender los modos de pensar… Uno no aprender a leer sólo para escribir libros y ser un literato. Uno aprender a leer para poder seguir aprendiendo y  tener otros medios para comunicarse el resto de su vida.  El arte y todas las disciplinas artísticas y humanistas permiten aprender a pensar. Pero a diferencia de modelos ideológicos, no te enseñan un modo de pensar en específico acorde con el modelo instaurado por alguna especie de dictadura, sino que te enseñan a tener un pensamiento crítico, a discernir, a ser verdaderamente más libre. Porque uno es dueño de elegir entre lo que sabe, pero está sometido a hacer lo que puede dentro de lo que conoce. Por eso mientras más ancho sea el horizonte, mayores serán las libertades. Todo esto dentro del marco del respeto. De no imponer al otro. Sino de dialogar, de comparar. Una opinión contraria es más valiosa que una aprobación inmediata porque permite evaluar, conocer, replantearse, fortalecer argumentos, aprender…  Nuevamente vuelvo a los surrealistas: no es que el arte este por encima de los demás saberes, simplemente, es un igual. Debe ser valorado del mismo modo, reconocido su aporte. Sin quitar que otras disciplinas son del mismo modo, sumamente importantes. No se trata de que uno deba saberlo todo, sino que debe poseer las herramientas necesarias para consolidar una base, un prototipo del  Ser-Humano al que luego se le pueden añadir contenidos, datos, hechos, documentos, y poder seguir aprendiendo y desarrollándose. No puedes enseñar contenidos a alguien que no sabe escuchar, respetar, valorar… Bajo esos estándares, una persona íntegra no es sólo más útil, sino que también más valiosa. Recién ahí estaríamos hablando no de precios, no de costos, sino de calidad. Calidad de educación, calidad de vida y calidad de humanidad.



Atte
Mei

sábado, 18 de enero de 2014

De mis vacaciones

Vengo llegando de mis vacaciones, con mi pareja nos escapamos al sur. ¡Es bellísimo! Cada vez que puedo me arranco. Y es que hay algo que me fascina de viajar. Conocer cosas nuevas (o reconocer aspectos de un lugar), porque soy de la opinión de que uno debiera hacer turismo incluso en su región. Ver las calles que uno transita día a día con ojos de turista, y se encontraría con sorpresas. Pero eso no es todo. También ir a aquellos lugares lejanos, nuevos, no con la mirada del turista tradicional. Porque ir, seguir el recorrido, captar la fotografía (como si no pudiésemos hacer lo mismo con google images y un poco de photoshop) y corroborar todo lo que ya leíste, no tiene ninguna gracia. Hay que ir más allá, conocer y hablar con la gente, escuchar sus historias. Salirse del camino y encontrar rinconcitos olvidados. Estar dispuesto a correr riesgos y disfrutar de la aventura. Cualquier posible percance es el que pasa después a ser la anécdota divertida y que se contará mil veces (más allá del clásico: "sí, estuvo todo bien"). No intentar imponerle al lugar metas (como el clima: siempre es perfecto, sea sol o lluvia, frío o caluroso).  No se trata de viajar ligero o pesado. De si eres mochilero a dedo o te quedas en el hotel más caro. Se trata de dejar tus problemas atrás, disfrutar el presente que sólo lo tendrás en ese momento: reservado para ti. Construir recuerdos que te acompañarán de por vida. Detenerse, respirar. Y no alienarse. Salir de vacaciones no es un escape de tu vida, por mucho que intenten vendértelo así. Es traerte a ti de vuelta a tu vida, a lo que te interesa y lo que te apasiona, a lo que es más fuerte que el estar cansado o con flojera. Es aprovechar el día, recargarse y traer todo lo aprendido a tu vida diaria, a generar proyectos... Yo me quedo con todo eso. Aprendí mucho de los lugares a los que fui. Disfruté y me relajé. Pero también fue un rico momento para pensar en cosas que no siempre saltan a la vista, por ejemplo: he aquí un par de cosas con las que me topé:

- Increíbles luces: Donde hay agua hay juegos de luces maravillosos que hacen que toda fotografía salga perfecta. Especialmente los contrastes, como la nieve blanca de un volcán sobre un cielo azulado entre verdes cerros.

-Nubes y puestas de sol: admitámoslo, todos amamos los clichés.

-Gente interesante: Desde el dueño del hostal (una persona curiosa y divertida, lleno de historias) hasta quienes trabajan con piedras preciosas en las ferias de artesanías. Saben mucho y tienen opiniones!!!! Las historias se entrecruzan. Lejos lo más hermoso fue un caballero en Valdivia que vivía en la calle y nos hizo casi que de guía turístico y luego supimos que en la costanera él le tiene nombre a cada una de las palomas y las llama por su nombre, ellas acuden a él. Cuantos personajes fantásticos habrán, inspiradores y totalmente anónimos...

- Lugares inadvertidos: Fuimos a Niebla a ver el fuerte, pero estaba cerrado por obras, ya que el terremoto lo había afectado. Tomamos un par de fotos desde el mirador y luego notamos que abajo en los acantilados había unas playitas que pasaban muy piola. Bajamos y nos encontramos en un lugar bellísimo!!!! Y se notaba que no era precisamente un lugar turístico. La arena se cubría de piedras brillantes y cuarzos perfectamente pulidos por el choque de las olas, producido por el encuentro del río y el mar. Casi transparentes y perfectamente redondos. Ahí también encontramos una oruga gigante!!!! Tesoros de la naturaleza escondidos. Y me pregunto, cuantas cosas nos estaremos perdiendo por no salirnos un poco del camino...

-Ideas: Sentada en las termas vi un grupo de tercera edad que disfrutaba de su día de paseo y relajación. Eran unas señoras muy divertidas!!! Y tras observarlas un rato, su piel suelta, sus arrugas, sus cuerpos encorvados... Pensé: que idea más terrible tenemos de la belleza!!! Es cierto que la mente y el cuerpo cambian sus rendimientos a los largo del tiempo, pero me parece terrible que condenemos de inútiles a esos cuerpos sólo porque no cumplen ciertos estándares. El cuerpo humano me parece fantástico y creo que la celulitis, la flacidez, las manchas, las canas, las arrugas y la gordura, todo ello puede ser también hermoso y deben ser llevados con orgullo. No se trata de salud, se trata de respeto. Respeto por nuestra propia cronología. El saber que no somos eternos, que somos un organismo vivo y biodegradable que se va transformando y que nunca permanece igual. ¿Por qué querer congelarlo? Porque colocar una época por sobre otra, descartando quizás sabiduría o ideas o nuevos deseos. Siempre se habla de la experiencia como sinónimo de sabiduría, algo distinto al conocimiento, pero más allá de eso, ¿quien sabe realmente lo que querremos el día de mañana? ¿Que tal si en el futuro me atrevo a cosas que ni siquiera ahora me atrevo? No, no quisiera vivir para siempre y me alegra que no seamos todos perfectos. Cada cuerpo es perfectamente imperfecto. Nos diferenciamos y es en esa variedad que hay riqueza. No perdamos lo que nos hace únicos. No desechemos lo que somos sólo porque a alguien se le ocurre que no cumplimos sus estándares o porque considera que ya se pasó nuestro momento. Siempre es el momento oportuno y siempre somos hermosos.

Atte
Mei

jueves, 2 de enero de 2014

Resoluciones de Año Nuevo

Año Nuevo, Vida Nueva 
(O así dicen...)

Es Año Nuevo, otra vez. Cada tanto, más de lo mismo, pero siempre es diferente. 

Existe una atmósfera extraña en estas fechas. Se siente desde días anteriores. El aire se vuelve denso, la gente anda como tonta (¡quizás anda demasiada gente!), se percibe cierta expectativa. Hasta los animales lo notan: existe una tensión. 

El mundo se vuelve extraño: calles vacías se llenan, calles atochadas se vacían. Masas en las calles, todos adornados para el carnaval, se abrazan, celebran y comparten como íntimos, aunque sean totalmente desconocidos. Se duermen siestas, antes y después, para recuperar la energía de la noche. Exceso de calor. La playa atrae como un imán, llamando a la masas a presenciar su magnificencia. Las cantidades de comida y bebida... Y luego, el silencio. La calma antes de la tormenta. 

El 31 es en general un día aburrido. Viendo la televisión, escuchando todas las cábalas (palabra mal utilizada)... Hasta que finalmente llega: EL MOMENTO. 

Todos reunidos, la cuenta regresiva, ansiosa y el gran estallido. No sólo de fuegos artificiales, sino de todas las emociones de los últimos días. El fin de año (escolar, universitario, laboral...), todo el estrés de las fiestas: los regalos de navidad, los panoramas de año nuevo, las compras... Todos los paseos, asados, juntas y trámites sociales varios, pendientes...El planear las vacaciones y cualquier otro papeleo que deba realizarse antes de los feriados.

Ese es el gran respiro. Pero también la esperanza. La espera (sino más bien el deseo) de que todo lo malo de un año catalogado como bueno/malo/ extraño/fome/etc... quede atrás. Y todo aquello que quisiéramos que nos sucediera , o todo aquello que planeábamos realizar, se concrete.

Por ahora, creo, no me diferencio mucho de los demás. También estoy al aguarde. Son las 20:30 hrs,estoy en la casa de mi pareja, y el sólo hecho de escribir estas líneas es un intento de ir concretando planes. Me regalaron este cuaderno (donde escribí el borrador) para Navidad. Desde pequeña me marcaron las historias de Ana Frank y Harriet la Espía (más de lo que quisiera admitir). Quiero escribir. Y el único modo de lograrlo es haciéndolo. Sea bueno o malo, tan sólo hay que hacerlo. Por mi mente fluyen constantemente todo tipo de ideas.Algunas más coherentes que otras, pero todas completamente heterogéneas. No es la primera vez que inicio un "Diario" y tampoco sería raro que lo dejara en el aire. Los guardo en una cajita, porque, aunque casi vacíos, guardan ideas interesantes, recuerdos afectuosos, o al menos, alguna impresión de la YO que fui en aquel momento. Más que un diario de vida, este sería un Misceláneo de impresiones, ideas, poemas, dibujos, recuerdos, desahogos, etc. Tan sólo espero ser constante. Esa es una de mis resoluciones de Año Nuevo. He aquí algunas otras:

-Ser más positiva
-Ser más proactiva
-Cuidarme física y espiritualmente
-Hacerme tiempo para las cosas que quiero hacer
-Dejar de inventar excusas
-Ser feliz.

Lo típico, ¿no? No debería ser muy difícil. Bueno, si me gano la lotería, mejor. (hahaha...)

De todos modos tengo una lista de pendientes, al punto de que mis vacaciones parecerán más días de licencia para realizar trámites...

Antiguamente se quemaban representaciones de las cosas malas del Año Viejo (o celebrar el Año Nuevo de blanco, como los brasileros) para empezar "purificados." Pero, tal vez, el Año Nuevo no sea un día diferente a los demás. Es tan sólo un alto (y es bueno tener esas detenciones), para pensar en las experiencias ganadas y darse cuenta de que el futuro está lleno de posibilidades. 

Tantos deseos... Quizás, lo único necesario en vez de pedir sea actuar, para atraer resultados y, en el fondo, todas esas cábalas no sean más que formas de comprometerse interior y exteriormente. 

Lo importante es que ese empuje que sentimos al principio lo sigamos sintiendo después, darnos cuenta de que podemos renovarnos cada vez que lo queramos. Finalmente, la voluntad humana es mucho más brillante que los fuegos artificiales.


¡FELIZ 2014!





Atte
Mei


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Retomando

Mm... Hace tiempo que no me metía (espero que no se vuelva una mala costumbre).
Quizás lo que necesite sea darle un nuevo enfoque. Organizarme mejor. Admitámoslo, mi vida ha dado un par de vueltas desde que comencé a escribir. Según la página, soy blogger desde el 2009 o algo así. Ya para entonces venía decreciendo mi impulso. Mi pic fue entre los 15 y los 17 años... Sí, la etapa pokemona, darky, fotolog y todo eso... En el 2009 estaba recién entrando a la Universidad, aún venía con todo el impulso idealista de esa crisálida que es el colegio.

 La idea de este blog siempre fue la de mantenerse como una hoja en blanco. Ser este "Wonderland" este país de las maravillas donde hasta lo ilógico e inconsecuente funcione. ¿Es simplemente un desahogo? Por un lado sí, pero es más que esa sustracción que me provocaba este mágico mundo que hay en mi cabeza. Un agujero de conejo blanco que permite transportarte a otro mundo (un mundo virtual) pero que no impida el diálogo con los demás. No es sólo un vómito. 

Claro, muchas cosas han ocurrido. Mi percepción sobre la vida ha cambiado. Siempre estaré construyéndome. Probablemente me destruya un par de veces también. Pero eso es lo divertido, ¿no?

Me he re-enamorado del escribir. Nunca dejó de gustarme, pero hay todo un cuento con eso de "encontrar tu propia voz." Es un todo. La voz, lo que se dice, el receptor, el por qué y para qué hablar... Y es un proceso del cual cada vez se va haciendo más autoconsciente. Es complejo. Cierta responsabilidad que, bueno, pues, ¡como que asusta!

Quizás lo que necesite sea un cambio de enfoque. ¿Qué quiero hacer con este blog? ¿Hacia dónde dirigirlo? Tengo la motivación para mantenerlo actualizado más seguido. Ahora, quizás sólo deba ordenar un poco mis pensamientos (pero no demasiado =P ) Si es necesario un cambio de imagen, bueno, tal vez lo haga. Pero sí, volveré a las tablas, pistas... papel? Nah... Volveré a mi notebook. XD 

Atte
Yop


jueves, 31 de mayo de 2012

Mirando hacia atrás

Mirando hacia atrás...

Uf! Sí, lo sé, tengo bastante botado mi blog. Han pasado tantas cosas... Pero bueno, llega un momento que es el indicado para escribir, así como hay otros, que son los encargados de producir esas razones por las cuales escribimos.

La vida da tantas vueltas... Y uno nunca sabe donde va a acabar. Creo que se hace necesario que mantengamos ciertas ilusiones, no hay que perder esa fé en la vida, pues a pesar de que no siempre las cosas ocurran como uno lo esperaba, se necesita tiempo para ver los resultados de nuestros actos. Claro, es fácil decirlo, pero hacerlo es otra cosa. Una de las lecciones más difíciles es la paciencia. 

La paciencia requiere confianza, es saber dejar las cosas en manos de los demás, en manos del tiempo. Y si para uno ya es difícil delegar en términos de trabajo, imagínense lo complicado que es delegar en términos de la vida misma, de las emociones y de nuestras esperanzas... 

A veces siento que está en uno tomar las decisiones, nosotros forjamos nuestro destino. Pero no está en nuestras manos corregir nuestros errores, ni redireccionar nuestras vidas. Podemos destruir, pero la reconstrucción parece ser que siempre está en manos de alguien más.

Es curioso lo que hace el tiempo... Tomar distancia de los eventos. Cuando uno está metido dentro de ellos, es horrible. Uno vive demasiado en carne propia la experiencia, no sabe las consecuencias que tendrá y siempre, al vivir el presente, se cree que es todo lo que se tiene. Más cuando el tiempo avanza y uno ve las cosas en retrospectiva es cuando aprende. Una tarea maravillosa y que se las recomiendo totalmente es hacer memoria: repasar esas cosas que tanto nos importaban (momentos, relaciones, etc) y hacer una reflexión profunda. Quizás no recordemos tanto los detalles... Pero sí miraremos todo con otro cristal y sacaremos conclusiones. Sobre nosotros, sobre ellos, sobre el ser humano y la vida misma. Es un proceso que nunca se termina, uno constantemente está recordando, pero es distinto a hacer una verdadera reflexión. Nuestra visión sobre las cosas va cambiando. La primera señal para darse cuenta de que un tema se esta superando es que podemos tomar el asunto con gracia. Si todavía se esta viviendo, lo lógico es que aún tengamos los sentimientos a flor de piel. Después, cuando se ha asumido por completo, puede ser ignorado. Más adelante lo recordaremos con gracia y hasta nos reiremos de nosotros mismos, puesto que puede que incluso nos de vergüenza. Y generalmente queda así... Se recuerda de vez en cuando. Mas, cuando se hace realmente una reflexión, nuestra relación con ese recuerdo es distinta. Hay una especie de ternura. Miramos con nostalgia, no sólo a esos personajes, sino que también a nosotros mismos, a aquellos que solíamos ser. No recuerdo exactamente quien, creo que fue Andre Breton, quien en pocas palabras decía que a fin de cuentas somos lo contrario a todo aquello que pudimos ser. Estamos rodeados por los fantasmas de las posibilidades que se cerraron al elegir ser lo que éramos. 

Creo que, quizás, el paso más grande, es cuando dejamos de culparnos. Todos siempre nos hablan sobre el "ser responsables" y nos llenan la cabeza con ideales de "forjar nuestro propio destino." En gran parte estoy de acuerdo, no lo niego y es bueno que así sea. Pero también hay que aceptar que hay otra parte. Ser responsable significa ser capaz de responder por nuestras acciones. El que seamos conscientes de los procesos y podamos explicarlos, incluso si los entendemos, no significa que podamos dominarlos. Hay que entender que todo pasa por una razón y las razones se producen a través de una compleja red de relaciones. No digo que nos quitemos responsabilidad, pero sí que no somos los únicos. A veces, nuestras decisiones, por muy nuestras que sean, son producto de una serie de condiciones, de las cuales, no tenemos control. Es cierto que somos capaces de "forjar nuestro propio destino," pero sólo eligiendo dentro de las opciones que se nos ofrezcan y, honestamente, en la producción de esas opciones no tenemos mucho que aportar. 

A lo que voy es que al ir madurando nos vamos dando cuenta de que muchas de las cosas que pasaron, pasaron porque tenían que pasar. Nuestras opciones son limitadas. Y, generalmente, hacemos lo que mejor que podemos con lo que tenemos. La gente mala, per se, es muy poca. La mayoría de las veces se trata de buenas intenciones que no supieron manejar bien las situaciones, falta de experiencia, ingenuidad o simplemente ignorancia. Las mayores equivocaciones surgen de intentar hacer lo correcto por medios equivocados, pero, no siempre tenemos la sabiduría suficiente para conocer la diferencia. Eso sólo se obtiene con la experiencia, cosa que con el tiempo se termina agradeciendo (especialmente cuando nos sirve para evitar tropezar con la misma piedra).

Al final, no sólo no nos culpamos a nosotros mismos, sino que tampoco culpamos a los demás. Dejamos de buscar culpables y al mirar en retrospectiva sólo podemos dedicar una dulce mirada al pasado. Éramos tan inocentes, y por lo mismo cometemos errores... Errores de los que aprendimos. Hay dulzura e incluso felicidad, porque podemos sonsacar nuevas lecciones. Y creo, que de entre todas, la que generalmente se repite es el amor. El cariño a los seres cercanos, a aquellos que se han alejado e incluso el que pudo haberse perdido. Pocos son capaces de recordar con odio. Aquellos, son los que todavía están viviendo, no recordando.  Al mirar atrás, por lo general, lo hacemos dedicándole lo mejor a aquellos que estuvieron cerca. En lo personal, aunque pierda totalmente el contacto con alguien, incluso si terminamos "mal," me hes imposible eliminarlos de mis pensamientos, los siento cercanos y reconozco la importancia que tuvieron en mi vida haciéndome lo que hoy en día soy.

Lo que sí es cierto es que no existen las etapas "tontas." Un niño que llora porque perdió su helado sufre tanto como la viuda que acaba de perder a su compañero de toda la vida. Es un dolor real. Pero es ese dolor el que nos forma. El que nos permite reconocer la felicidad y moldea nuestro carácter, determinando como nos enfrentaremos a la vida. Somos seres sufrientes, creados a partir del sufrimiento. Incluso se sabe que el dolor esta relacionado al placer. Sin embargo, somos capaces de sentir la alegría, el amor y creemos en la búsqueda de la felicidad. No me parece algo contradictorio. Más bien me parece que tiene todo el sentido del mundo y que no tenemos que dejar de creer en ello: en la posibilidad de ser felices.

A pesar de todo, cuando uno mira en retrospectiva es capaz de darse cuenta que sin importar que tan negro se vio todo en su momento, siempre hubo un después. Por mucho que doliera, siempre se superó. Y aunque tocaron otras caídas, una y otra vez, al final son esos nuestros recuerdos, son esos los que valieron la pena. 

Como cuando uno habla de lo "entretenido" que es empezar una relación, cuando todavía hay incertidumbre... Después, pareciera que no hay nada que contar. Cuando uno viaja, las anécdotas resultan ser justamente esos detalles que se salen del recorrido. Lo que salió mal es lo digno de relatar. De lo contrario, son simples postales que uno puede encontrar en todas partes. Nadie te negará que sí, era muy bonito... Al final nos construimos a partir de las caídas. Recordamos lo extraordinario. Lo bueno esta presente, sí, pero cuesta recordarlo. Hay que hacer meditación y trabajos de interioridad para sacarlos a la luz. No cuesta nada pelar a alguien, pero, pucha que cuesta decirle las cosas buenas, lo mucho que los quieres... ¿Por qué? No se trata de ser negativos. Se trata de los ladrillos a partir de los cuales nos construimos. Esa es nuestra verdadera escencia. Pero, no es una esencia fatalista. Ahora que conocemos la realidad podemos mirar con orgullo, levantar la mirada y reconocernos como seres perfectamente imperfectos. Si no hay vergüenza en ello, no hay culpa ni remordimientos, sólo enseñanzas y ternura, entonces podemos dar el paso siguiente y avanzar. De eso se trata la vida. 

En verdad la introspección es una tarea interesante y maravillosa que le recomiendo a todos realizar. No cuesta nada, no tienen que seguir a ningún gurú ni leer ningún libro. Sólo tienen que concentrarse, darse el tiempo y sacarán sus propias conclusiones. No se arrepentirán, es una experiencia enriquecedora.

Atte
MEI 

sábado, 2 de julio de 2011

¿Cambiar de carrera?



¿Alguna vez les ha sucedido que profundizan tanto en un tema que aman, que incluso llegan a odiarlo?

Creo que eso es lo que me sucede hoy en día... Entré a estudiar en mi carrera por distintos motivos. Uno, porque me gustaban todos los ramos en general. Estudio artes, porque no sabía si estudiar teatro, o cine, o literatura o historia... Y resulta que mi carrera tenía un poco de todo en su malla curricular. Entonces, aparte de mi pasió por el tema y la idea de una educación integral, me dije a mi misma que me seriviría para conocer un poco mejor cada aspecto y que si al final alguno terminaba por entusiasmarme más, luego podría especializarme. También, porque sentía que no podía estudiar otra cosa, no me veía en ninguna otra carrera... Y mi nulidad con las matemáticas era una gran limitación...
Sin embargo, hoy en día, luego de tres años en esto, parece que he cambiado un poco de parecer. Debido a una sumatoria de acontecimientos, que van más allá de los clásicos problemas que yo creo que todos han tenido dentro de sus instituciones y carreras, pero que tampoco es nada grave, sino más bien... Una detención que se produce dentro de nuestras actividades cotidianas... He llegado a preguntarme si realmente esto es lo mio. La verdad es que no solo no me veo haciendo lo que supuestamente se hace en mi carrera, sino que sencillamente, no me veo haciendo nada de nada. No es que no quiera trabajar, pero incluso si considerara cambiarme, no veo que otra cosa podría hacer. Pero, aun así, es lo que estoy haciendo realmente lo mío? Temor básico que creo que ha de afectar a muchos de los estudiantes universitarios que cursan la mitad o más de sus carreras...

Creo que es producto de una sumatoria de cosas. Por un lado llegas a conocer mejor la carrera en sí. Ya sabes más o menos de que va. Eso significa, conocer tanto el lado bueno como el lado malo y muy probablemente rompa la burbuja de ilusión que nos hemos formado de pequeños con respecto a la realidad de la profesión. Por otra parte el que se acerque el fin de el período de estudios y que se acerque la posibilidad de tener que salir a buscar trabajo y enfrentarte a la realidad, te plantea claramente una inseguridad. Como te llevas tu, con eso que ahora conoces. Te comparas.. Es complicado. Dejar la protección de las instituciones, tener que vértelas con tus propias capacidades, ya no solo por una nota, sino que por las implicaciones directas del trabajo: una vida, un cargo, dinero lamentablemente necesario, las espectativas que uno tiene de uno mismo y de la vida que planea llevar... y si puede seguir siendo feliz con las consecuencias...  El sólo hecho de pensar en eso, claramente te hace temblar y uno se pregunta: seré realmente capaz?  Pero creo que el problema podría ir más bien por otra parte...

Cuando se está en el colegio uno esta protegido, se está en un ambiente pre-condicionado, de extrema confianza... una especie de burbuja... Aun así, se es descargada sobre uno una gran presión: que la PSU, que tenemos que entrar a las mejores universidades (porque si no se arruinará nuestra vida y se acotarán nuestras posibilidades), que tenemos que lograr mantenernos en la carrera y que tendremos que esforzarnos realmente, no como ahora, porque ahí la cuestión si que se pone difícil... Entonces, tenemos que tomar la gran decisión: ¿qué queremos estudiar?  con el pánico de tomar la descición equivocada... Lo que no sabemos, es que esa gran decisión siempre está presente. Y aunque cambien los momentos siempre estaremos eligiendo. Esa presión nunca se irá.

¿La verdad?  Cuando salimos de cuarto medio no tenemos ni idea. Con suerte tratamos de retener la información para la prueba de selección académica y superar los sustos que nos metieron sobre la vida universitaria. Si a eso le sumamos el que las universidades, cuales empresas, nos llenan de marketing, de visitas, de stands, de ferias, de panfletos, lápices y llamados de que hemos sido aceptados en sri-lanka...

Todavía algo se nos perdona al principio, pues se sabe que todo ese proceso es confuso, y nos dejan cambiarnos un par de veces. Pero probablemente esto termine en estudiantes crónicos. Si, esos treintañeros que todavía van cruzando primer año y no estan del todo seguros de si deberían seguir o cambiarse al curso que dan por internet.

Si a todo esto le sumamos las dificultades economicas y el hecho de que este país posee una prueba de seleccion de modo que deje a los mejores en la universidad, pero que no emplea ningún mecanismo para hacerse cargo de aquellos que no quedan dentro... La ecuación es simplemente desastrosa...

Personalmente, creo que aparte de todos los conflictos, dudas, problemas y miedos que tengamos, la problemática de cambarse de profesión es un reflejo de otro fenómeno de nuestra sociedad actual: la sobre-estimación.  Tenemos una medida tan alta para todo y le tenemos tal pánico al conformismo, que solemos tener estándares demasiado altos para todo y al ver que es probable que los hechos no se correspondan con las espectativas que habíamos desarrollado, preferimos cambiarnos y empezar todo de nuevo antes que asumir la realidad.  Y esto es aplicado a todo: la carrera, el trabajo, las relaciones, etc... Preferimos seguir mirando que quedarnos con lo que tenemos, no porque no nos satisfaga, sino porque pensamos que algo más grande puede estar esperándonos a la vuelta de la esquina. Resultado: nos quedamos sin nada.

Luego  de la desastrosa experiencia escolar, a la que ya me he referido, llegamos a la universidad, donde claramente nos sentimos más libres, nos creemos independientes y estamos dispuestos a darlo todo por construir nuestro futuro, pero entonces se nos carga con otro peso: el resto. Nuestra pasada por la universidad está tan cargada de ideologías e ilusiones que todos se creen con la energía de cambiar el mundo. Ahora, no digo que esto no sea posible, pero sí que el norte que te habían enseñado en el colegio (la conformación de un YO capacitado que refleje los ideales que el colegio promovió a tus padres), por un norte que ya no es planteado siquiera por la universidad en la que estés, sino que por la corriente juvenil del momento (es decir un NOSOTROS que logre convertir el mundo en un lugar mejor que aquel que esos vejetes que no queremos reconocer como nuestros padres, han creado para nosotros). En la universidad nos sentimos tan crecidos, pero no es otra demostración más de que la etapa del adolescente en la edad del pavo continúa, seguimos en una rebeldía que no hace otra cosa más que intentar consolidar eso que realmente somos.


Sin embargo eso cambia cuando la carrera se empieza a acercar a su fin y recuerdas, repentinamente, la meta inicial. Terminar el título. Buscar un trabajo. Claramente ese golpe con la realidad, tan chocante después de esas dosis adrenalínica de idealismo, resulta bastante deprimente. Y como cualquier adicto, al enfrentarse a la posibilidad del síndrome de abstinencia, prefiere retomar sus dosis, nosotros, frente a la posibilidad de ver terminado realmente nuestro campo de juego, preferimos cambiar y volver a empezar todo de nuevo.

No digo que dejaré de meditarlo, pero quizás debamos tener en cuenta que aparte de nuestras razones personales, lo que estamos viviendo puede que sí sea una etapa ocasionada por nuestra edad, nuestras condiciones exteriores e incluso la época en la que vivimos. La idea es que si elejimos algo que nos afectará de tal manera, sea realmente porque pensamos que era lo mejor para nosotros y no que nos dejamos llevar por un momento emocional.

Atte
MEI

martes, 15 de marzo de 2011

Volviendo a Trabajar.



                  Buenas, a todos mis lectores. Si, la verdad es que tenía esto más o menos abandonado, pero es que sin saber por qué me sentía así como fuera de mi. Pero de a poco estoy intentado volver a encontrar mi centro, redescubrirme, cosa muy importante, y durante este proceso he retomado mi escritura. Esta vez con mucho entusiasmo.

                 Les cuento que escribí un nuevo cuento, valga la redundancia. Y planeo seguir trabajando en ello, para ver si algún día logro sacar mi proyecto de libro, del cual, ustedes conocen ya el cuento "Carolina" el que dejé aquí como avance. Lento pero seguro. Será una bella composición de varios cuentos. Ojalá cuando lo termine les guste.

                También empecé a escribir mi ensayo, ¡sí! Aquel que hace ya años me rondaba la cabeza. En él, intento revindicar, algo que sea, el tema del Gótico, no sólo como contracultura, sino que como una manifestación válidad de la sociedad contemporanea. Representa la cosmovisión de un grupo de individuos que abarca mucho más alla que los jóvenes encasillados en modas, y eso es lo que intento poner sobre la mesa. Un verdadero y profundo estudio del movimiento como creo que hasta ahora nadie ha sido capaz de hacer, o al menos un intento para que otros mejores así lo logren. Así que esa es mi apuesta. Creo ya haber reunido cierto material que me permita comenzar, luego, cuando ya tenga una estrcutura base, sólida; puede que me consiga interesados que deseen participar, para mejorarlo e ir apoyándolo de mejor modo. Así que dejo la invitación hecha, para todos aquellos que posean buenas ideas y deseen colaborar.

               Por otra parte he estado dándole vueltas al tema de mi poesía. Me preocupa aprender más sobre las imágenes y los ritmos, los sistemas constructivos, porque si bien me siento feliz con el resultado que ha dado mi poesía y las bases que la sustentan, creo que nunca es malo ir probando e ir más allá. Quisiera superarme a mi misma, llevar a otro extremo la construcción de mi poética, para no subvalorarla como algo infantil o "rosa", así como también buscar nuevas imágenes, con más potencia, para lograr expresar extactamente lo que deseo expresar, y no caer tanto en metáforas clichés. También estoy experimentando para que la poesía que elaboro, si bien es intimista guarda un trasfondo que habla de mis ideales y de la cosmovision que poseo, mi opinion sobre el mundo vigente y su sociedad, entonces, quisiera trabajar más en esa temática. Para que se entienda como a través de mi poesía quiero ligar el interior con el exterior. Y siento que esto último lo he dejado medio afuera lo que se presta a la confusión. Esas son mis inquietudes por ahora. Tengo tanto rondandome la cabeza. Y tanto material que investigar!!!! 

               Así que bueno, ya saben en que estoy, y espero luego poder mostrarles nuevas cosas! Así que porfavor, de vez en cuando dense una vuelta por aquí y si les da la energía dejen algún comentario, pues todo sirve para ir mejorando. Por favor sean honestos. Ese es el mejor regalo para mejorar un trabajo. 

               Bueno, eso, les dejo muchos cariños!

Atte
Mei
Lady Gray